Funcionarios y Gobierno

Desde Jaen. Los argumentos desgastados del PP y la torpeza como remedio: El argumento estrella del PP (a saber: “no se puede gastar lo que no se tiene” o “hemos gastado más de lo que podíamos”) justificativo de toda una política de austeridad está empezando a quedar sin fuelle porque, al final, ese plural colectivo que ampara el argumento, parece que sólo tiene como objetivo un único colectivo: el del funcionariado.

    18 ago 2012 / 09:12 H.

    Paradójicamente, creo poder afirmar sin rubor alguno que ha sido este colectivo –junto con el de los pensionistas– el único que en España “ha gastado lo que podía” en medio del festín despilfarrador que ha traído el boom inmobiliario de los últimos diez años. Cogidos entre la carestía de precios y la inflación, los pobres funcionarios –que son la mayoría– con sus pobres y devaluadas nóminas fueron de los pocos que adaptaron su nivel de gastos a su nivel de ingresos para así hacer frente decentemente a su pequeña hipoteca, a su letra del coche o a sus modestas vacaciones estivales. El premio recibido por este esfuerzo de microeconomía doméstica ha sido sangrante: la reducción de sus retribuciones. De esta manera, grotescamente, cada vez se va autocumpliendo más el argumento electoral de partida pues cada vez son más los funcionarios que, ante la reducción enorme e imprevista de sus salarios, y a la vista de las deudas contraídas en función de estos, “van gastando más de lo que pueden”. Aunque tanto el PSOE como el PP han utilizado esta receta, merece la pena señalar la especial ferocidad con la que se ha empleado el gobierno del señor Rajoy. Nadie en su sano juicio político puede hacer, en vísperas de una drástica reducción salarial y de derechos, unas declaraciones como las que hizo el ministro Montoro en las que lanzó a los leones de la opinión pública la imagen de un colectivo funcionarial vago e indolente, sumido en el conformismo y la apatía. ¡Y no hubo rectificación por parte de su Presidente, que es el de todos, también el de los funcionarios, ni siquiera la más leve matización! Fue triste: creo que lo mínimo que se puede pedir a nuestros dirigentes ante un mazazo salarial como el perpetrado a los funcionarios y sus familias es un poco de bálsamo, aunque sea de mentirijillas, no una patada en el culo. Probablemente, esta insensibilidad, esta perversión de apalear al funcionario y, además, llamarlo “cornudo” va a suponerle al PP más coste electoral en este sector social que la propia reducción salarial. Si no había razón, menos aún había necesidad: fue puro sadismo incontrolado. Políticamente, esta insensibilidad, esta perversión, también tiene un nombre: torpeza.
    Francisco Abril Palacios