Fugado el asesino de un joven en una discoteca de Baeza

Mohamed Khrissi acabó con la vida de Francisco Navarrete en la madrugada del 17 de enero de 2004. Le asestó una puñalada mortal en el pecho durante una reyerta entre un grupo de españoles y otro de marroquíes a las puertas de una discoteca en Baeza. Fue detenido en la misma noche del crimen, junto a varios compatriotas más. En diciembre de 2005, casi dos años después de los hechos, Mohamed Khrissi se sentó en el banquillo de la Audiencia junto a otros dos jóvenes marroquíes. Solo cuando se vio acorralado por las pruebas que lo señalaban como el autor material del apuñalamiento, se autoinculpó del crimen. Fue condenado a 13 años de prisión como autor de un delito de homicidio y otro de lesiones causadas a un amigo de la víctima.
En principio, cumplía condena hasta principios de 2017, según las fuentes consultadas. No obstante, el 11 de marzo de 2011, Mohamed Khrissi accedió al tercer grado penitenciario. En la práctica, supone un régimen de semilibertad del que se benefician los presos primarios (que han delinquido anteriormente) que acreditan buena conducta y que tienen posibilidades de reinsertarse en el exterior a través de un trabajo. En el caso del asesino del joven baezano, ese beneficio era aún mayor pues estaba controlado mediante una pulsera telemática. Es decir, solo tenía que acudir a prisión una o dos veces al mes.
No obstante, el pasado mes de diciembre, Mohamed Khrissi no reingresó en la cárcel. Se esfumó. Desde entonces, nada se sabe de su paradero. El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Cáceres dictó, el pasado día 21, un oficio a la Audiencia de Jaén para comunicar que el interno se “había evadido del interior de este centro”. Los magistrados de la Sección Primera dictaron, entonces, una orden de busca, captura e ingreso en prisión para el autor del crimen de Baeza.
El abogado de la familia, Manuel Gutiérrez Collado, asegura que tiene pensado pedir que se abra una investigación “para depurar responsabilidades”. “Nos parece cuanto menos sorprendente que se le conceda el tercer grado penitenciario a un recluso con delitos de sangre cuando ha cumplido algo más de la mitad de la condena y ha hecho frente a una pequeñísima parte de los 110.000 euros que tenía que pagar como indemnización a la familia. Lo peor, además, es que este asesino se ha escapado. Es inconcebible”, asegura el letrado. Además, añade que los padres del joven asesinado no sabían que Mohamed Khrissi estaba en régimen de semilibertad. “Queremos que se investiguen las circunstancias en las que se le aplicó el tercer grado y cómo ha podido burlar la vigilancia telemática”, concluye.