Frutas recién maduradas tienen como destino a los escolares

Nuria Fernández /Jaén
Los niños de sexto B del colegio Nuestra Señora de la Capilla comen fruta casi a diario y ahora, también lo hacen en el colegio una semana al mes. Sus padres se esfuerzan para que la ingesta de vegetales se convierta en un hábito, por que tomar una pieza del frigorífico o del frutero vuelva a ser algo cultural.

    29 abr 2011 / 16:20 H.

     De hecho, generalmente están más a mano que cualquier pedazo de bollería industrial. Pero no para todos. La directora del colegio Maestro Carlos Soler de Carchelejo, Adelaida López, por ejemplo, reconoce que muchos de sus alumnos repudian cualquier producto de la tierra y, decidida sobre que había que hacer algo al respecto, se adhirió al Plan de Consumo de Verduras en las Escuelas, impulsado por la Consejería de Educación. También se desarrolla en el centro jiennense desde hace un par de años y, vistos los resultados, continuará el que viene. López reconoce que, aunque al principio algunos de sus alumnos eran reticentes, la inmensa mayoría ha terminado por llevarse una pieza de fruta o un zumo ecológico a la boca.
    Pilar Rodríguez, directora de Nuestra Señora de la Capilla, dice que la mayoría de sus alumnos están habituados, sobre todo, porque los padres, en general, están concienciados sobre la pertinencia de llevar una dieta saludable. “Ya no se ve tanto ‘bollycao’ o ‘phoskito’ en el desayuno que traen para el recreo, pero tampoco traen piezas de fruta. Suelen comer un bocadillo de embutido. El programa está muy bien para hacer que les gusten los vegetales”, opina la directora. Y claro, hay algunos que les atraen más que otros. Luis María Quesada y Ana María Toledano, de sexto, prefieren los días que les regalan pera o melón. Las piezas que llegan hasta el colegio jiennense nacen en el Cortijo Cuevas, en las faldas de Sierra Nevada, y son de producción ecológica. “Las recibimos muy bien preparadas y determinamos el orden de distribución en función a su perdurabilidad, porque ninguna lleva conservantes”, dice la docente. La Consejería de Agricultura también colabora con la iniciativa, cuyo objetivo es “incrementar y consolidar la proporción de frutas y hortalizas en la dieta infantil, contribuir a la mejora de los hábitos alimenticios, e institucionalizar en los colegios la semana de las frutas y hortalizas”, según reza en el planteamiento del plan. El proyecto se desarrolla durante cuatro meses al año y los centros reciben el mismo número de partidas de frutas de temporada. Fresas, melón, uva y manzana, zumos de naranja ecológica, mandarinas o peras, las preferida de Pablo Peinado (11 años), se alternan durante tres días al mes. En Jaén, 61 colegios y 8.326 niños se benefician del plan.
    El problema de la alimentación es una preocupación muy extendida en los centros educativos en los últimos años, a raíz de la alarma despertada por el aumento del índice de obesidad infantil en España. La dieta de los comedores escolares también se ha modificado. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición del Ministerio de Sanidad y Consumo y el Centro de Investigación y Documentación Educativa del Ministerio de Educación cuenta con una “Guía de comedores escolares”, en la que, además de un programa nutritivo para estos espacios, se hace eco de cifras como la de la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso en niños de entre cinco y nueve años, que se elevó 15,38 por ciento hasta el 21,43. El aumento de comidas de alta densidad energética, sobre todo precocinada, es el motivo principal que citan los investigadores.
    Por ello, a pesar de que el proyecto es costoso y supone un esfuerzo añadido para los profesores, que deben cargar con la fruta y repartirla durante varios minutos en las aulas —todos los cursos de Primaria participan en el proyecto—, los centros asumen la responsabilidad y lo hacen con la intención de darle continuidad, ya que, además de esta iniciativa, refuerzan la importancia de una buena alimentación en varias asignaturas.