Frases rotas
Un novelista reflexionaba recientemente sobre qué hubiera ocurrido si la cultura occidental en lugar de optar por lo fácil y claro, el pensamiento de Aristóteles, se hubiera decantado por el pensamiento oscuro del melancólico Heráclito o del enigmático Parménides.
Sin duda alguna, concluye el autor, el pensamiento y la vida de Occidente no hubieran sido los mismos. En todo caso, cabe concluir que el pensamiento de Heráclito, el de Parménides, y como no el de Aristóteles, fundamentan y dan variedad a las culturas y filosofías que en Occidente han convivido ya sea en armonía, ya en dialéctica superación. Las frases rotas de los filósofos de la Magna Grecia son ciertamente como las columnas rotas que ya no sostienen el Partenón ni la Acrópolis pero apuntalan el pensamiento crítico intelectual de Occidente. En esas raíces rotas están los muros, los cimientos y las columnas de un pensamiento crítico que se niega a asumir el pensamiento único que el todopoderoso mercado quiere imponernos. Los valores financieros, como alternativa a los valores éticos y emancipadores, prometieron hacer crecer indefinidamente nuestras expectativas de bienestar. Pero ahora que se desinfla la burbuja económica del porvenir es hora de definir otros indicadores, los de la energía mental frente a la incertidumbre, los del riesgo frente al conformismo, los de la autoestima frente a la dependencia y el naufragio. De esta crisis solo puede surgir algo bueno: un nuevo orden moral.
Gabriel Ureña es profesor