FRANCISCO SERRANO GUTIÉRREZ.- "Intento inculcarles que una mujer maltratada no está sola"

Mariam López Ruiz
Paco es un hombre sensibilizado con la violencia hacia la mujer. Yo diría con cariño que es un ejemplo de hombre, un ejemplo para muchos otros. De forma altruista imparte Cursos de defensa personal para las mujeres que han sufrido maltrato, y para las que no, pero que quieran ser autosuficientes y no temer ante cualquier agresión.  Merece mi reconocimiento por ser un ejemplo como persona, hombre y gran ser humano que defiende lo que tantos años llevamos reclamando las mujeres, igualdad, seguridad y que nunca se nos ponga la mano encima. ¡Gracias Paco!

    13 ene 2013 / 10:19 H.

    —Francisco, ¿cómo y por qué llega a ser instructor de defensa personal?
    —Desde pequeño me ha gustado el tema de la defensa personal. Comencé formándome en un gimnasio con Francisco Lara dando clases de judo, y él fue quien me inculcó la responsabilidad en una profesión como esta, los derechos y deberes en su ejercicio. Me fue gustando tanto que seguí aprendiendo y desarrollándome en la materia. Como no daba la talla para ser ni Policía Nacional ni Guardia Civil, pero me gustaba todo esto, pues me incliné a dedicarme, de algún modo, a este sector. Comencé siendo vigilante de seguridad, también fui portero, obtuve el título de escolta, de vigilante de explosivos y desde ahí ya me fue atrayendo el mundo de la defensa personal gracias a mi maestro y amigo Blas José Alba Martínez, profesor de Bugei, que significa arte de combate, y que me inclinó a hacerme instructor de defensa personal policial y a reciclarme continuamente haciendo cursos como los de escolta y  protección a la mujer maltratada, entre otros muchos.
    —Tras este trayecto profesional, ¿qué hace que se incline a la defensa personal de mujeres maltratadas y a instruirlas a ellas para su autodefensa?
    —Ante todo porque tengo una hija, una madre y una hermana y eso te hace sensibilizarte con este problema y concienciarte de que tenemos que erradicar la violencia hacia las mujeres. Antes permanecía oculto, eran cosas que se solucionaban en casa, pero a raíz de asesinatos muy violentos, como el de Ana Orantes, tras contar públicamente la situación de maltrato que venía sufriendo, hubo un antes y un después. Los medios de comunicación ya no tapan estos sucesos, se ha legislado al respecto, hay campañas de sensibilización, etcétera, y entonces, cuando de verdad ves el drama que sufren tantas mujeres, esto me llevó a dedicarme a la defensa personal vinculada a las maltratadas. Aún tenemos un largo camino porque sigo escuchando tras un suceso como estos entre tus propios amigos: “Algo habrá hecho”. Considero que se debe sensibilizar desde la infancia y especialmente en la adolescencia sobre este tema. Yo, en los cursos que imparto de defensa personal a mujeres, desde el primer momento intento inculcarles que una mujer que sufre malos tratos no está sola, ni desde el punto de vista legal, ni desde el punto de vista personal o social y, sobre todo, que puede rehacer su vida porque cuenta con ayudas, con recursos y con protección frente al maltratador, y qué mejor protección que la de ella misma sabiéndose defender ante una agresión.
    —¿Para esto forma a estas mujeres, para evitar una agresión?
    —Evitar una agresión es muy difícil porque nunca puedes saber por dónde te va a aparecer el maltratador, ni cuándo, pero sí orientarlas sobre hábitos para evitar encuentros. Cosas tan sencillas como variar el recorrido que habitualmente hace, o las horas, porque estos sujetos lo conocen a la perfección, o en lugar de gritar “¡Auxilio o socorro!”, gritar “¡fuego!, que siempre es más efectivo para que la gente acuda. Además, lógicamente, de técnicas para protegerse de un posible ataque, que pueden resultar muy efectivas.
    —¿Dónde imparte usted estos cursos, y cómo se pueden poner en contacto con usted las interesadas en ellos?
    —Me pongo en contacto con asociaciones de vecinos y otros centros interesados en hacerlos. El último, por ejemplo, ha sido en la Asociación Loma del Royo, al que acudieron 45 mujeres, y resultó un éxito. En unas pocas horas se fueron con unas normas básicas sobre cómo ir por la calle, como llevar un bolso para evitar un robo, etcétera. También he realizado otros cursos en la Asociación La Unión del Polígono del Valle, todos estos de forma gratuita y altruista. Al margen de esto, doy cursos en el Gimnasio Car de la capital, que son cursos muy baratos, con un precio mínimo de 5 euros y que se cobra, lógicamente, por utilizar dichas instalaciones que amablemente cede su dueño. Próximamente comienzo también clases de gimnasia en la Asociación La Unión, lunes y miércoles.
    —¿Qué técnicas utiliza en sus cursos?
    —Son técnicas básicas, pero eficaces, son trucos muy básicos de defensa, pero que hacen que en la mujer crezca su autoestima y confianza. Muchas me comentan que no creían que pudieran hacer esto, ni que fuera tan sencillo. Utilizo entre otras la técnica la de Krav Maga, que significa “combate cuerpo a cuerpo”. Tengo cinturón negro del primer Dan de Krav Maga. El sistema de Krav Maga está basado en valores morales y humanos, enfatizando la integridad personal, la no violencia y la conducta humilde. Este título lo saqué en Madrid, porque aún no era muy conocido en Jaén. Es el sistema oficial de combate y defensa personal usado por las Fuerzas de Defensa de Israel, Policía israelí y servicios de seguridad, y en numerosos Cuerpos de Seguridad de EE UU.
    —¿Están siendo bien acogidos estos cursos entre las mujeres?
    —Siendo sincero, algunas aún se sienten reticentes, porque seguimos en una sociedad en la que se tiene un concepto equivocado de la defensa personal, se creen que se trata de utilizar la agresividad frente al otro, como patadas, puñetazos… Y nada más alejado de la realidad. Utilizamos la inteligencia frente a la fuerza. Te puedo asegurar que un hombre que utiliza la violencia contra su pareja, su egocentrismo se viene atrás cuando ve la seguridad de esta para defenderse.
    —¿Tienen sus cursos una edad determinada para asistir?
    —No, pueden asistir mujeres de cualquier edad. Yo le doy, por ejemplo, clases a mi hija de cinco años. Evidentemente no entiende igual que una persona mayor, pero cada curso se adapta a la edad de las usuarias. He tenido mujeres de más de 70 años que se han adaptado perfectamente al curso y se han desarrollado y aprendido en el mismo como una joven de 20.
    —¿Se necesita una condición física determinada, un peso adecuado o algún otro requisito?
    —Para nada. Solo ganas de hacerlo. Estamos hablando de técnicas básicas e inteligencia frente a la violencia, por lo que cualquier mujer puede acudir a estos cursos, que además recomiendo.