Flores para la Purísima Concepción
La ermita de la Purísima Concepción de La Cerradura es un pequeño templo que hace de vigía del río Guadalbullón. Sus aguas mecen una imagen que, año tras año, sale en procesión arropada por numeroso vecinos del la pedanía de Pegalajar.

Con la imponente autovía Bailén-Motril, a lo alto, la pequeña talla procesionó, a hombros de cuatro hombros, ajena a todo desarrollo en las vías de comunicación. Porque su discurrir, de cerca de dos horas, fue por un camino empinado, con numerosos socavones, plagado de dificultades pero que los devotos recorrieron con solemnidad y con el corazón en un puño.
El pequeño templo ha experimentado numerosas reformas a lo largo de los años, además de cambios en su advocación. En un principio, estuvo dedicado a la Santa Cruz, como aparece en el nicho de la portada, una advocación común en las zonas de la reconquista. Actualmente, acoge a la Purísima Concepción, patrona de La Cerradura. De hecho, tradicionalmente se ha utilizado como centro de culto por los residentes en la aldea.
Lo sabe bien el alcalde pedáneo, Antonio Pérez, que lleva más de veinte años participando en la salida procesional. “Este año nos va a hacer buen tiempo”, comentaba minutos antes del inicio del cortejo, que salió puntual, como es costumbre. Y es que el regidor ha tenido oportunidad de ver de todo, desde días de lluvia hasta un calor tan extremo que prácticamente hacía imposible seguir con el paso. Esta vez, el cielo brindó una buena temperatura a la Purísima Concepción, que también estuvo arropada por la Asociación Cultural Amigos de la Música de Pegalajar.
De esta manera, pasados dos minutos de las siete de la tarde, la imagen salió en procesión, acompañada por Pérez, el párroco, Antonio Cobo; y en nuevo alcalde de Pegalajar, Juan Merino, que se estrenaba en estos menesteres. Era el acto central de las fiestas de la aldea, plagadas de actividades como la fiesta de la espuma, que no solo atrae a los vecinos de la zona durante la época estival, sino de otros tantos municipios.