Financiación autonómica, un debate que no acaba de cerrarse
Que Andalucía no pierda poder de decisión con respecto a otras autonomías y que el factor demográfico sea determinante a la hora del cierre definitivo de la financiación autonómica son elementos clave que hasta ahora ha mantenido el Gobierno andaluz. Cerrar el puzzle entre 17 comunidades autónomas no debe ser fácil para ningún Gobierno, pero extraña seriamente, por no decir que preocupa, que a estas alturas de la “batalla” no se haya cerrado aún el acuerdo.
Es más, todas las reuniones parecen ser las últimas, con protagonistas principales (presidentes) o con actores secundarios (ministros y consejeros). No es así, según vamos comprobando, siempre queda algún fleco que hilvanar y la situación se hace exasperante para la opinión pública, que de un lado no acierta a entender de la prioridad política del problema, pero por otra lado está siendo bombardeada con informaciones sobre el pronto acuerdo sobre el peliagudo tema de la financiación autonómica.
Bajo ningún escenario se plantea por aquí que Andalucía pueda salir perjudicada de los acuerdos, pese a que Cataluña puja fuerte e incluso presiona insolidariamente al Gobierno de Rodríguez Zapatero para que se tengan en cuenta las aportaciones que cada territorio hace a la caja común, en detrimento del necesario reequilibrio que unos presupuestos del Estado deben tener para que no haya dos ni tres España, con velocidades distintas si se es una tierra pobre, sin recursos o que, para más señas de identidad negativas, ha estado abandonada por las administraciones públicas desde hace siglos. Con todo, la solución parece que será inminente, en unos días, y saldremos de dudas sobre lo que pretendemos, lo que nos corresponde y lo que finalmente el Gobierno de Madrid nos adjudique. La lectura política será siempre distinta, pero Andalucía debe recibir más de lo que hasta ahora, esa es la clave.