Fin de un enigma del pasado

Más cerca de la verdad. Toribio Navío, de Villarrodrigo, falleció el 24 de julio de 1941 en tierras burgalesas. La Agrupación de Familiares y Amigos de Represaliados en Valdenoceda, después de años de gestiones y de búsqueda, ha  localizado en Madrid a los allegados de este represaliado por el franquismo, que fue ingresado en la prisión que da nombre al colectivo.

20 sep 2015 / 09:17 H.


Desde la agrupación, Manuel Sempere explica que fue una voluntaria la que encontró la pista de la familia en la capital de España. En concreto, allí vive aún una hija de Navío —Dolores, según los datos recogidos en el municipio de la comarca segureña—. Precisamente ella será la persona que aportará su saliva para cotejar el ADN con el de los cadáveres hallados en Valdenoceda.
La historia es particularmente sentimental ya que, de acuerdo con Sempero, los descendientes de Toribio Navío pensaban que este había muerto fusilado en un lugar que desconocían. “Conseguir a la familia ha sido difícil, pero lo que queda ahora también es complicado”, recalca Sempere. En esta línea precisa que los restos del villarrodriguense pueden estar entre los sesenta y un cuerpo exhumados aún sin identificar. En ese caso, el asunto puede resolverse rápido. No obstante, también existe la opción de que esté entre los veinticuatro represaliados que todavía siguen bajo tierra, a un metro de profundidad, en una parcela sobre la que existen tumbas más recientes.
Manuel Sempere destaca el grado de colaboración de la hija y los nietos de Navío. Según sus datos, el hombre tenía cinco vástagos, Isaac, Alejandro, Dolores, Pedro y otro varón cuyo nombre se ignora. “La familia no sabía nada de nosotros. Para ello ha sido un choque”, indica el representante, quien valora la ilusión generada en la familia. Si todo marcha bien y hay coincidencia entre el ADN de la hija y el de algún cadáver, la entrega se producirá en abril de 2016, cuando se celebrará el acto anual que agrupa al colectivo de Valdenoceda.
precedente. Sempere espera que haya tanta suerte como con el alcalaíno Pedro Muñoz Pulido. Después de que se tomaran muestras genéticas a su hijo, actualmente residente en la provincia de Granada. La agrupación tiene una baza a su favor que facilita las identificaciones. Es el hecho de que los fallecidos se inhumaban en orden de defunción de los reclusos, de modo que es relativamente sencillo buscar, pues se conocen las filas de cadáveres.