Filosofía de la risa

Por suerte uno tiene un ideario permeable, un pensamiento que se enriquece a medida que pasa el tiempo, maleable por los acontecimientos de la vida, por las cosas que suceden y por las personas que te rodean. Uno tiene también sus firmezas, no crean, convencimientos innegables que se adquieren de muy joven y ya no varían nunca. Una idea sencilla que he tenido desde siempre es la de que el hombre no es verdaderamente libre hasta que no aprende a reírse de sí mismo, hasta que no utiliza la ironía, el humor, la crítica de manera certera con su propia persona. El poder ha visto siempre con muy malos ojos que la gente se ría, se ha sentido molesto con el aleteo libertario de la carcajada. La de risas gozosas y magníficas que se han perdido por culpa de la hoguera, la de sonrisas borradas por la cólera del látigo. Dios, en cualquiera de sus versiones, venera la risa y sin embargo los encargados de administrar el poder divino le tienen miedo. La risa es el síntoma más evidente de inteligencia y el hecho de reír demuestra un grado de libertad que los poderosos no están dispuestos a tolerar, los gestores de la fe temen que el alma se escape al soltar la carcajada y con ella se vaya también la razón de su existencia o temen que el tiempo que pasa uno riendo es tiempo que se pasa con los dioses y para andar con lo divino, como se sabe, hay que morirse. Decía el poeta: “Afortunado el hombre que se ríe de sí mismo, ya que nunca le faltará motivo de diversión”. Con este artículo yo necesitaba reafirmarme en la idea de que la persona que es capaz de dominarse hasta sonreír frente a las dificultades, es la que ha llegado a poseer la sabiduría de la vida. Y sin embargo uno enciende la televisión y ve imágenes terribles de cabezas cortadas, de enfermos de ébola, de millones de personas que huyen del horror y de la guerra, y así, de manera inesperada, se te derrumban todas las teorías y en los labios se te hiela la sonrisa. El hombre sufre tanto, tanto, tanto, que ya no sirve la filosofía. Ni el poeta ni Dios son tan sabios como yo creía.

    24 sep 2014 / 11:01 H.