Felipe López García: “El alcalde tiene que cumplir lo pactado sobre el tranvía”

El tranvía es uno de los grandes asuntos pendientes que se ha encontrado sobre la mesa al asumir la Consejería de Fomento. Felipe López García (Alcalá la Real, 1954) insiste en la premisa de que hay que cumplir lo pactado y que después del potente esfuerzo inversor de la Junta, quien le debe a la ciudad de Jaén es el Ayuntamiento

26 jul 2015 / 08:28 H.


—¿Tiene alguna oferta para el alcalde sobre el tranvía que no pueda rechazar?  
—La oferta es sentarnos a hablar, pero sobre una premisa, y es que, él y su partido hacen referencia muchas veces, y con eso estoy de acuerdo, a que hay que fortalecer la confianza entre las instituciones y eso sucede cuando cada parte que pacta libremente, cumple con lo pactado. Esa premisa es fundamental para hablar. Porque, si no, quien ha cumplido hasta ahora su compromiso, que es la Junta, parecería que está en débito con la ciudad, lo cual no es cierto. Después del gran esfuerzo inversor, quien le debe a la ciudad es el Ayuntamiento.

—Ya dijo el alcalde que él no se subiría en el tranvía.
—No se comprometen las personas, se comprometen las instituciones; ese es otro error. Cuando el alcalde, en su momento, dijo eso, yo estaba en la Delegación del Gobierno y, personalmente, me pareció un apriorismo insentato. Hay obligaciones que corresponden a las instituciones y cuando él se presentó a las elecciones, sabía lo que se había pactado. La Junta construye, financia y el Ayuntamiento hace la explotación.

—¿La premisa para dialogar es que asuma la gestión?
—El Ayuntamiento no puede decidir romper unilateralmente un acuerdo. Tenemos que hablar, sí, pero el punto de partida no puede ser no cumplir con su parte. Hay que hacer un ejercicio de sensatez.
—¿Tiene fecha la reunión?
—Vi al alcalde en el Senado cuando fui a despedirme y quedamos en hablar en septiembre, aunque no hemos fijado fecha.

—La autovía del Olivar es el proyecto estrella de Fomento, ¿la veremos terminada en Navidad?
—La autovía va a estar terminada. Es la obra pública de más relevancia que la Junta ejecuta en este momento. Las infraestructuras también tienen ideología. Es una apuesta para que 800.000 ciudadanos que viven en el entorno encuentren en ese eje de comunicación palancas para la generación de actividades económicas y de empleo. Es una de las grandes inversiones en términos de vertebración territorial, que se está haciendo para compensar los elementos que, en términos comparativos, las zonas de interior tienen de desventaja respecto a las de litoral, por eso decía que las infraestructuras tienen ideología.

—Una discriminación positiva.
—La  función de los gobiernos es lograr desarrollos equilibrados y hay que tomar partido. Estará terminada para esa fecha y podremos tener un elemento más de vertebración.

—Hablando de vertebrar, el gran plan europeo Conneting Europe Facility no deja ni un euro en Jaén, de los más de 800 que vienen para el país. Usted ha pedido explicaciones a la ministra.  
—Tendré una reunión con ella  en breve. No es entendible que, desde Europa, se destaque Algeciras (porque es el kilómetro cero del Corredor del Mediterráneo, aunque todos los puertos andaluces concluyen en Linares Baeza desde el punto de vista ferroviario, como cabeza de dos ejes), y que esa importancia concedida por la UE no esté acompañada con un esfuerzo inversor del Gobierno, no tiene lógica. El primer puerto del Mediterráneo tiene una imbatibilidad desde el punto de vista marítimo, pero falta la conexión ferroviaria, el desarrollo de una logística en la que se encuentra el puerto seco de Linares; necesita ese ramal ferroviario para sacar mercancías del Puerto de Algeciras, y esa obviedad que Europa sí ve es desoída por el Gobierno.

—Por ahora, Linares-Baeza sigue en dique seco.
—España ha cogido más de 800 millones para financiar redes europeas de transporte, ninguno para Andalucía,. Eso merece una explicación. Me dice la ministra ahora que hay fondos Feder, para el próximo escenario, vale. Tendré que fiarme de las promesas. Hay menos dinero pero no quiere decir que se reparta con criterios tan asimétricos. No puede ser para uno cero y para otro, para el ramal costero, 4.500 millones de euros. Políticamente es indefendible.

—La llamada Oficina Antidesahucios ha frenado más de 500 en dos años y medio solo en Jaén. ¿Cómo valora su funcionamiento?
—Fue la primera reacción que tuvo el Gobierno andaluz, una norma que reforzaba su capacidad de intervenir tratando de evitar que una familia sea expulsada de su casa. Pero, el 51% es incapacidad de pago de hipoteca y el 49%, de alquiler. Con hipotecas hay una parte poderosa, la entidad financiera, y una débil,  el ciudadano, pero con los alquileres no es esa dialéctica. Con el alquiler, a veces, el que espera recibirlo también vive con una renta escasa. Es complejo. El programa ha dado resultado, pero hay que seguir reforzando la capacidad normativa de la Junta.

—Un problema complejo, como dice, al que hay quien ha buscado soluciones un poco peculiares.
—Claro, hay que resolverlo desde los cauces de un Estado de Derecho, estamos hablando de la colisión de dos derechos fundamentales, el derecho a la vivienda y a la propiedad, y no se puede simplificar con la salida de “asaltemos el cielo” porque hay que gobernar sobre el suelo.

—¿Con “asaltemos el cielo” se refiere a expropiar las viviendas a los bancos?
—Es una expresión que se ha utilizado desde alguna formación política como si ciertos problemas se solucionaran de manera milagrosa. Son situaciones complicadas de resolver, pero, no podemos ignorar, los límites que un estado de derecho nos establece a todos. Hace falta coordinación, saber que estamos ante un problema gravísimo y hace falta una actitud de cooperación por parte de diferentes niveles de gobierno y de las entidades financieras que tienen una responsabilidad social corporativa. Busquemos soluciones eficaces y no elementos efectistas. La eficacia exige poner pasión a los temas, pero no olvidar la mesura de la frialdad para no equivocarse.

—¿El reto pasa por más implicación de todas las administraciones?
—Sí, pero no invocamos eso para hacer una confesión de impotencia. Desde nuestro ámbito hacemos todo lo que podemos, la Junta no ha estado impasible nunca, es absolutamente beligerante, pero reconoce que no tiene todos los medios en sus manos. Y, si es posible, saquemos esto de la pelea política.

—¿Cómo afecta el Plan de Vivienda que se está elaborando a Jaén?
—Se van a licitar viviendas en Andújar, Baeza, Linares y diferentes puntos de la provincia. Pero, más allá de lo que estamos haciendo, queremos definir el marco para los próximos años con dos elementos básicos: la rehabilitación y el fomento del alquiler.

—Y cuenta con la nueva secretaria general de Vivienda, Catalina Madueño, que es de Jaén.  
—Coincide, sí. Y va a desarrollarlo en el tiempo más breve posible.

—Por cierto, el alcalde reclama a la Junta viviendas que dice que tiene vacías en la capital...
—La Junta no tiene viviendas vacías. De las 84.000 públicas que hay en la región puede haber, coyunturalmente, alguna vacía en fase de adjudicación, o en reparación, algo más de 200 en toda Andalucía. El alcalde parte de una información errónea que sería bueno que saliera de ella.

—¿Cuándo será La Mota Parador?
—No depende de Fomento, lamentablemente. Espero que en otro escenario político, en la siguiente legislatura, se pueda hacer.

—Ha estado antes en muchas quinielas, ¿por qué ahora?
—(Risas) Cada tiempo tiene su afán… He estado centrado en otras ocupaciones, no postulándome para nada. Ahora tocaba. Haciendo un símil futbolístico, el entrenador del equipo es el que hace la alineación. El PSOE ganó las elecciones y la entrenadora, la presidenta del Gobierno andaluz, ha decidido que formara parte de su alineación. Un honor y una responsabilidad.

—Mucha gente se pregunta, después de más de tres décadas, qué es el Senado y para qué sirve. ¿Como exsenador, qué les diría?
—Hay un handicap no resuelto. La idea no es tanto ir hacia la desaparición, sino hacia ponerlo en concordancia con lo que dice la Constitución, que es que sea un órgano de representación territorial y no de segunda lectura, como es ahora. Por ahí tiene que ir la salida.