Felicidad familiar como sinónimo de longevidad

Antonio Rosillo/Torreperogil
Manuela Redondo Valero vivió, en la jornada de ayer, uno de esos días que nunca olvidará. La acompañaron parte de su familia, además de la alcaldesa, Josefa Caballero, y Encarnación Torralba, concejal de Igualdad. La homenajeada, emocionada, dice que el secreto de la longevidad consiste en ser feliz con familia.

    04 ago 2011 / 10:04 H.

    Fueron muchos los descendientes que no quisieron faltar al 100 cumpleaños de Manuela Redondo, una de las pocas peroxileñas que puede presumir de haber llegado a esa cifra. Llegados desde diferentes lugares, bastantes familiares le brindaron a “la Manolilla” la oportunidad de celebrar su cumpleaños más especial. A pesar de sus cien años, Manuela se muestra entusiasta y con una gran alegría para seguir adelante. El secreto, que tanto preocupa a la humanidad, no es otro que “la felicidad de una gran familia”, apostilla.
    El Ayuntamiento de Torreperogil quiso estar presente en este homenaje centenario. Josefa Caballero, alcaldesa del municipio,  y Encarnación Torralba, concejal del Ayuntamiento, regalaron una placa conmemorativa y un ramo de flores a la vez que realizaron una lectura muy emotiva en honor de Manuela.
    Manuela Redondo nació el 26 de julio de 1911, en Torreperogil, se casó con Bartolomé Frías Moreno, y formó la familia que ayer le dedicó uno de los días más especiales de su vida. Tuvo  14 hijos, aunque en la actualidad viven solo 3 de ellas. También asistieron parte de sus más de 16 nietos y bisnietos. Su rostro, visiblemente emocionado,  recorría las caras de sus familiares que tímidamente se emocionaban al ver su cara.
    “La reunión de parientes no ha sido fácil, ya que los diferentes cabezas de familia viven actualmente en lugares muy dispares. Tenemos unos primos viviendo en Granada, pero hasta ellos han venido a celebrar el cumpleaños de la abuela”, explica una de las nietas de Manuela. Para ella, poder celebrar esta efeméride al lado de sus familiares es algo “maravilloso”, apostilla.
    Manuela ha sido capaz de conseguir algo que no está al alcance de cualquiera, vivir más de un siglo de vida, y lo más importante, lo hace muy bien acompañada de sus seres queridos. Una vez cumplidos los cien años, a Manuela Redondo  solo le queda una cosa por desear: “Espero que toda esta familia que hoy me acompaña  tenga la misma salud que yo, porque se lo merecen”, sentenció emocionada.