Familias sin recursos reciben pasta, lentejas y arroz con bichos

Hay 800 jiennenses que, cada mes, acuden a asociaciones de vecinos de la capital para recibir alimentos. Son 184 familias que han justificado documentalmente que, si no les ayudan, no tienen para comer. El martes, alrededor de 20 familias que están registradas en esta red de solidaridad intervecinal acudieron para recoger su lote solidario a la Asociación de Vecinos de Peñamefécit. Nunca habían tenido problema alguno, pero muchos, cuando llegaron a casa, se llevaron una gran sorpresa. La comida que se habían llevado no estaba en buenas condiciones.

09 oct 2015 / 09:47 H.

 

Los macarrones que se repartieron mostraban unos pequeños bichos negros y, además, se tenían que consumir antes de junio de 2014. Además, en el arroz y en las lentejas se veían unas pequeñas larvas. Ayer, en el barrio se hablaba de esto sin parar. Algunas familias que recibieron lotes han acudido a protestar a la propia asociación. Otras, que ni siquiera pertenecen a esta red de personas necesitadas, también han mostrado su malestar.

“Mis hijos no se van a comer eso”, decía uno de los afectados, que prefiere no desvelar su identidad porque siente vergüenza de que se conozca que, cada mes, tiene que pedir alimentos a la asociación para poder comer. Asimismo, continúa: “Mis palabras son de elogio para los voluntarios de la Asociación de Vecinos de Peñamefécit. No tienen por qué hacerlo, pero trabajan para atender a las personas que necesitamos que nos den alimentos para poder llevar un plato de comida a la mesa. Cuando cobrábamos los 426 euros mi mujer y yo, ya no íbamos a pedir. Nos daba vergüenza y también veíamos que esos productos tenían que ser para otros. Pero, ahora, los necesitamos de verdad”, manifiesta este jiennense.

Otro de los afectados cuenta que tiene tres hijos y que no le queda otro remedio que pedir comida: “En la Asociación de Vecinos de Peñamefécit nos atienden muy bien. Su labor es generosa y sabemos que ellos no se han dado cuenta. Pero, les decimos a los que les envían esa comida para que nos la entreguen que somos personas y no animales. Aunque pidamos, tenemos la misma dignidad que cualquier otro vecino de este barrio”, manifiesta.

Los jiennenses que recogieron el lote de comida se llevaron galletas, leche, latas de atún, envases con tomate, lentejas, habichuelas, garbanzos, espaguetis, macarrones y arroz. Todo estaba en perfecto estado, salvo los macarrones, las lentejas y el arroz, tal y como explican estos vecinos. Algunos de los afectados señalan que al arroz y a las lentejas no se le veía la fecha de caducidad o, lo que es lo mismo, que estaba borrada. No obstante, este periódico no ha podido corroborar si se eliminó y, sobre todo, en qué parte de la cadena de entrega desapareció.

Isabel Navarro es la presidenta de la Asociación de Vecinos de Peñamefécit. Ayer estaba muy disgustada. “Parece que había unas cajas para tirar y, al parecer, no se han dado cuenta y se cargaron con las otras y nos tocó a nosotros. Es un fallo humano que no se tiene que producir, pero ha pasado. Solo podemos decirles a los vecinos que miren bien los productos y que, si tienen alguno en mal estado, que vengan porque se lo cambiamos en la asociación”, manifiesta Isabel Navarro. Asimismo, añade: “Son vecinos que, de manera voluntaria, gestionan este recurso. Ya hemos mirado bien los productos para que no vuelva a suceder”.

A Diego Valero, presidente de la Asociación Banco de Alimentos de Jaén, le cambió el semblante cuando conoció lo que había ocurrido. “Tenemos múltiples controles para que esto no ocurra, pero todos somos humanos”, dijo a Diario JAÉN. Subió a los ordenadores y comenzó a revisar las  partidas. “La Asociación de Vecinos de Peñamefécit no se sirve del Banco de Alimentos directamente. Lo tiene que hacer a través de otro colectivo”, aseveró.

Al parecer, la confusión se dio en el almacén de la Federación de Asociaciones de Vecinos Objetivos Comunes (OCO). “Llevamos dos años trabajando, dejándonos las espaldas transportando cajas y revisando expedientes. Es muy triste que pase esto”, afirma su presidenta, María Cantos. El almacén de alimentos para la red de solidaridad entre los vecinos se cambió de lugar en febrero. Pasó de La Salobreja a la Carretera de Otiñar. Pocos trabajaron en la mudanza y, luego, en la clasificación de los grandes palés en el almacén. Se cree que alguna caja antigua se metió con las que acababan de llegar, por lo que el producto dejó de estar apto para el consumo de las personas. Luego, a la hora de hacer los repartos, unas cajas que eran para tirar se incluyeron, por error, como productos en buen estado. Y llegaron a las familias de Peñamefécit. Esta es la hipótesis que barajan los presidentes de las asociaciones de vecinos que se nutren del almacén de OCO, por lo que se parte de que el problema estuvo en un error.

 

Todos molestos. Resulta sorprendente que algunas larvas y unos bichitos negros hayan hecho sufrir a tantas personas en tan poco tiempo. Existen jiennenses que acuden a por alimentos, porque no tienen otra cosa, que se han sentido dolidos porque han ido a pedir y le han dado comida en mal estado. Los voluntarios que participan en esta red también están tristes. Señalan que echan horas y horas por solidaridad hacia los que menos tienen. Afirman que revisan expedientes y cargan cajas hasta llegar agotados a su casa. “Ahora parece que damos comida con gusanos. Es totalmente injusto”, cuenta uno.

Los presidentes de las asociaciones de vecinos y la de la propia Federación OCO, María Cantos, también están muy molestos. Afirman que se brindaron a esta labor porque conocen bien las necesidades de sus barrios. En cambio, creen que esto no beneficia su generosidad a la hora de entregar su tiempo y su trabajo en esta labor. Nadie está feliz con todo lo que ha pasado. Malditos bichos.