'Faltan especialistas que difundan las investigaciones'

María José Ortega
Estudia la vida. Sus distintas formas y las condiciones y leyes que rigen su existencia. Analiza desde lo simple hasta lo más complejo y, sin embargo, sus observaciones parecen dormitar en el interior de una probeta. Alicia López es bióloga.

    11 sep 2011 / 11:24 H.

    Curiosos como ella fueron los que siguieron la pista para descubrir los pasos de un proceso evolutivo que hoy permite revelar todo lo que somos y a cada organismo que nos rodea. Su aportación, como el resto de estudiosos centrados en esta ciencia, se sumará al conocimiento de lo primero y de lo último; la vida.
    —¿Se sabe realmente qué es y para qué sirve la Biología?
    —Normalmente la gente no lo sabe con exactitud. La mayoría se piensa que los biólogos solo nos dedicamos a analizar “bichos”, pero no es así. Hay biólogos detrás de muchas otras cosas como, por ejemplo, en la investigación de enfermedades o en la medición de la calidad de los alimentos. Aunque la Biología también abarca la parcela de los animales y las plantas, no se reduce a ella. Es cierto que una de las partes más conocidas es la Zoología, pero luego hay otras ramas paralelas que se desconocen, como la genética o la microbiología y que son igual de importantes. La parte de gestión medioambiental está claro que tiene un papel fundamental, sin embargo, yo prefiero la genética.
    —En Jaén, ¿qué empresas requieren de los servicios de un biólogo?
    —En Jaén, la principal empresa en la que un biólogo podría trabajar, sobre todo en la investigación, es en la Universidad. Luego, cualquier laboratorio, tanto privado como público, puede llevar a cabo proyectos muy importantes, o farmacéuticas que también tienen áreas de microbiología.
    —¿Considera que es una profesión valorada socialmente?
    —Creo que los biólogos no están lo suficientemente valorados porque la gente se piensa que nuestra labor se reduce a ir al campo a buscar “bichos”. Algo que también tiene su importancia y, gracias a eso, sabemos lo que sabemos porque alguien, algún día, se preocupó de empezar por ahí, pero son muchas más cosas y la carrera es más dura de lo que se piensa. Hay asignaturas muy fuertes, parecidas a las que se estudian en Medicina, como, por ejemplo, la genética, las matemáticas, la bioquímica o la microbiología, pero eso la gente no lo suele saber. Luego, aparte, están las prácticas, que es donde se tiene que aplicar la teoría.
    —Si nos centramos en aspectos cotidianos de la vida, ¿dónde se encontraría la “mano” de un biólogo?
    —En la vida real, podemos encontrar un biólogo en la investigación de enfermedades, valorando la calidad en los alimentos o analizando el agua que ingerimos. Un ejemplo muy ilustrativo es que se analiza el tipo de microorganismos que tienen las aceitunas para saber el sabor que van a tener. Entonces, a una empresa que se dedique a comercializarlas, le interesa contratar este tipo de servicios porque van a tener una mayor o menor venta según el sabor del producto. En la Universidad de Jaén, por poner otro ejemplo, hay un grupo de investigación dedicado a analizar la microbiología de los pepinillos, que está contratado por empresas que se dedican a la venta de este alimento, ya que, según la bacteria sabe de una forma y otra. Luego, aplicaciones medioambientales hay muchas.
    —¿Cómo valora la difusión mediática en este terreno?
    —Creo que falta gente que sepa difundir este tipo de investigaciones. Debería de haber personas especializadas con nociones periodísticas y, a la vez, que tuvieran una formación general del ámbito biológico para poder ofrecer a la sociedad una información veraz, completa y accesible.
    —¿Sale el biólogo-universitario preparado para enfrentarse a un proyecto o investigación?
    —Por lo general, no existe mucha diferencia en el nivel impartido por las distintas universidades en las que se estudia Biología, lo que sí creo es que en ninguna de ellas se sale realmente preparado para lo que después exige el mercado laboral. Se sale de la carrera sabiendo que has estudiado muchas cosas, pero no sabes hacer realmente nada. Por ejemplo, en el máster que he realizado he aprendido mucho más en un año que en toda la carrera y cuando comience a trabajar, seguramente me daré cuenta de que me queda muchísimo más por aprender que todo lo que he visto en el máster y en la carrera. El universitario sale y se siente perdido en todos los aspectos, tanto a la hora de buscar trabajo, como una vez que lo encuentra desarrollarse en él.
    —¿Hay salidas laborales en esta carrera?
    —En España el panorama laboral está, como todo en general, mal, aunque no tanto como se piensa. Lo único que pasa es que hay que tener muy buena nota y estar en el lugar apropiado. Además, es necesario contar con muchas ganas porque es un trabajo muy sacrificado. La gente no es consciente de la cantidad de horas que hay que dedicarle, el sacrificio que supone, porque cualquier experimento que se tenga en marcha no entiende ni de vacaciones, ni de fines de semana, pero es verdad que, hoy en día, la investigación está muy en auge. Hay oportunidades laborales, pero demasiada competencia.
    —¿Cree que encontraría más oportunidades laborales en el extranjero?
    —Hay muchos biólogos que se marchan al extranjero para ejercer. Es cierto que actualmente se van menos, no obstante, hace unos años, o te ibas o no hacías absolutamente nada. Ahora, el mundo de la Biología en España no está tan mal aunque aún queda mucho por hacer. No nos podemos comparar con los alemanes, pero tampoco somos los últimos. Hay movimiento y existen grandes grupos del sector en España.
    —¿Es suficiente el respaldo económico que reciben las investigaciones o estudios biológicos?
    —Creo que no se invierte lo suficiente. España podría estar situada, en esta parcela, mucho más lejos de lo que estamos si se invirtiera lo necesario. Sin embargo, parece que es preferible invertir en otras cosas como, por ejemplo, en armamento.
    —¿Qué fue lo que le atrajo de la Biología para querer dedicarse profesionalmente a ello?
    —Desde pequeña sentía mucha curiosidad por saber cómo funcionamos los seres humanos, cómo somos por dentro y conocer todo aquello que no vemos. El estudio medioambiental también me gustaba, pero, una vez dentro de la carrera, descubrí otras parcelas que me llamaron más la atención.
    —Actualmente, ¿qué es lo que “tiene entre manos”?
    —Estoy con el trabajo fin de máster que consiste en ayudar a mi tutor en su investigación. Colaboro en su proyecto que está relacionado con la inmunología y la genética.