Europa
Atónito escucho a nuestros dirigentes decir que con la Reforma Constitucional las agencias de rating y los mercados quedarán satisfechos. La democracia ha sucumbido, la política no sirve para solventar los problemas, más bien para acrecentar el poder de los poderosos. Si hubiese decencia no les quedaría más salida que dejarnos tranquilos.
Lo que está ocurriendo no es de recibo. ¿Es lo que queríamos? Hace 20 años se hablaba de que Europa había de construirse sobre los cimientos de la ciudadanía y no sobre la moneda única, se les trataba de locos. Aquellos locos vaticinaron lo que está sucediendo. Hay una misma moneda pero no condiciones laborales homogéneas. Hay libre tránsito pero no los mismos servicios. Hemos descubierto que apenas tenemos nada, nos hemos retraído tres décadas en condiciones laborales, vamos camino de ver recortados y privatizados servicios básicos. ¿Era esto lo que queríamos? Hemos llegado donde los europeos del norte querían. Alemania y Francia han convertido a toda la periferia en meros espectadores de sus políticas. Países enteros son rehenes de la Europa fuerte y ahora solo nos cabe aceptar sus condiciones. España dejó de ser una potencia agrícola y ganadera por decisión de Bruselas, mientras, observamos que Francia no cedió un ápice, y lo que es peor, somos mero terreno de tránsito para los productos marroquíes y latinoamericanos. Nuestras superficies comerciales son francesas y alemanas, queda el grupo Corte Inglés como una isla en el desierto. Los que decían que habíamos creado un monstruo, llevaban razón pero los españoles como siempre, sin memoria histórica. Ahora toca, pues ya saben, ¡lo que toca!
Manuel Pérez Perálvarez
Agente ferroviario