Estudiantes que se vuelcan en la acogida de quienes recalan en las aulas


Jesús Vicioso Hoyo /Jaén
Si llegar por primera vez a una Universidad ya es de por sí algo complejo, más aún cuando el lugar de origen queda a miles de kilómetros de distancia. E incluso todavía se incrementan más las dificultades si se salta la barrera de compartir un idioma o unas costumbres culturales que establezcan unos mínimos desde donde ahondar la experiencia única de vivir la educación superior fuera de casa.

    17 nov 2011 / 16:43 H.

     Sin embargo, los alumnos extranjeros que recalan en las aulas de la Universidad de Jaén, ya sea por movilidad internacional o con una beca Erasmus, tienen amigos aún sin conocerse. Son esos miembros de la gran comunidad jiennense que salen al encuentro de los que vienen sin saber prácticamente qué es Jaén, dónde está o qué tiene. Porque aunque ya todos vienen con incontables visitas a Google para indagar por la que llaman ciudad del Santo Reino o capital mundial del aceite de oliva, una cosa es la fría tecnología que no conoce de interacción humana más que cuando dos personas comparten una sonrisa. Y es precisamente esto, una sonrisa, lo primero que se intercambia en las facultades que acogen a alumnos temporales, pero con ganas de “convertirse” en jiennenses adoptados, ya sea durante un curso o solo por un cuatrimestre, entre los jóvenes que llegan y los que reciben. Los miembros de la asociación jiennense Erasmus Student Nekwork (ESN) son los encargados de poner sobre el suelo real a quienes llegan prácticamente desconcertados y algo apabullados a su nueva “casa”.  Con el comienzo de cada curso, ellos ya están a la espera de su llegada, con los brazos abiertos, repletos de información básica y necesaria y con ganas de compartir experiencias con gente que, en muchos casos, no tienen ni la menor noción de español.
    “Nos encanta ofrecer nuestra ayuda para cualquier cosa. Cuando vienen los estudiantes de intercambio, normalmente están perdidos, es lógico. Todo es nuevo y a veces muy diferente de lo que hay en sus lugares de origen”, expresa Alicia Sánchez Hernández, presidenta del colectivo desde hace un año. Ella misma fue alumna Erasmus, como todos los que integran la directiva de la sede de ESN, una organización internacional que promueve, altruistamente, la atención de personas que intercambian experiencias universitarias. Sabedores de las dificultades que entraña acudir a otras ciudades para continuar con sus estudios, que es, al fin y al cabo, lo que les trae hasta aquí. “Cuando yo estuve en la Universidad de Cergy-Pontoise (cerca de París) los miembros de una asociación como ESN me ayudaron muchísimo y vi que era útil tener algo así a donde la gente de fuera pudiera acudir y para encontrar a gente que te entienda en esos momentos en los que no sabes qué hacer. Por eso, cuando volví a Jaén me inscribí en esta asociación con la intención de ayudar tal y como hicieron conmigo”, asevera Sánchez, que cursó Filología y Turismo y que, en la actualidad, finaliza el máster en profesorado de Secundaria.
    actividades. Una de las principales labores de los voluntarios de la asociación es realizar citas lúdicas cuyo objetivo principal es ayudar a los extranjeros a integrarse en la vida jiennense. De ahí que organicen actos de convivencia, fiestas y excursiones, tanto en la capital como en otras ciudades, tanto andaluzas como de fuera. El adentrar a los estudiantes Erasmus o de intercambio en la cultura española es esencial para que, cuando regresen a sus lugares de origen, se lleven conocimientos que les sirvan para recordar su paso por esta tierra. Pero los jiennenses también hacen de enlace entre unos y otros Erasmus, ya sea para localizar alojamiento o para cualquier otra necesidad. Y, entre una y otra cosa, las relaciones se estrechan y la amistad transciende más allá de los meses de estancia en los campus de la UJA. “Ojalá que siempre que estén aquí, entre nosotros, lo pasen bien”, dice Alicia Sánchez. Y lo consiguen, porque el grupo que hacen cada año es como una piña que se mantiene aún en la lejanía.