Esto es la guerra

El orgullo de pertenecer a un país, a una comunidad, a una cultura, es algo legítimo e incluso beneficioso en algunos casos. En los grandes eventos deportivos resulta divertido ver cómo los deportistas de tu país conquistan medallas y trofeos. Las guerras, al contrario que los Juegos Olímpicos, les toca organizarlas en su territorio cada año a los países menos afortunados en los que la miseria, la injusticia o la incultura se han cebado con una parte importante de la población. Las naciones que organizan un gran evento deportivo se dotan de nuevas infraestructuras y recursos, los países a los que les toca organizar un conflicto bélico, se ven obligados a destruir vías de comunicación, hospitales, viviendas o colegios. Las espeluznantes fotografías de niños masacrados o las víctimas inocentes del reciente ataque a un avión comercial aparecen estos días en la prensa diaria, llamándonos la atención sobre una realidad no tan lejana como pudiéramos pensar.
Las guerras están diezmando diversos países de África, la castigada tierra Palestina o Ucrania en la mismísima Europa, sin olvidar otras guerras enquistadas en Oriente Medio. Las ideologías exclusivistas, las intolerancias religiosas, o el expolio de los recursos naturales, están normalmente detrás de estas sangrientas concentraciones de ira y crueldad. Pero siempre me he preguntado, qué mecanismos son necesarios para que una comunidad pacífica se convierta en un aparato organizado de destrucción del enemigo.
En ocasiones, cuando un país se transforma en patria, se le pone la cara avinagrada y circunspecta, y desnudo de ética se envuelve en su prieta bandera a modo de ceñido uniforme, impidiendo la libertad de movimiento. Una patria cegada por el sentimiento nacional exacerbado, el fanatismo de la fe excluyente o la rapiña mercantilista, apenas ve más allá de sus estrechas fronteras, ni atiende a razones ni a sonido alguno que no sean los acordes machacones de su himno nacional.
Cuando un país se emborracha de patriotismo y se va de guerras, vuelve a las tantas y hecho un desastre. Qué pena.

    23 jul 2014 / 22:00 H.