"Esté donde esté llevaré un trozo de Alcalá la Real"
Acaba de jubilarse al cumplir 69 años y emprende una nueva etapa en la que repartirá su tiempo entre Marbella, Alameda, su municipio natal, también en Málaga, y Alcalá, donde ha vivido tres décadas y con el que posee una vinculación personal
—¿Cómo llegó a Alcalá?
—Realmente no conocía Alcalá. Trabajaba en Teruel y tenía que decidir si quedarme definitivamente fuera de Andalucía o volver. Cepsa me dijo que Aurelio Argaiz, amigo mío, estaba en Alcalá de jefe de fábrica. Llegué el 15 de agosto de 1984. A partir de ahí me convertí en alcalaíno. El balance es enormemente positivo. Vine de jefe de mantenimiento, luego primero dirigí Condepols y después también Derprosa. He estado al frente de ambas durante unos veinte años. Los últimos cuatro he sido asesor técnico. Eché muchas horas y viví muchas vicisitudes, pero me siento muy satisfecho de proyectos como la madera-plástico, que despega y es una gran promesa para Condepols. Me alegro de haber participado al elegir la plantilla de las factorías, algo que hice, sobre todo, en Derprosa.
—Realmente no conocía Alcalá. Trabajaba en Teruel y tenía que decidir si quedarme definitivamente fuera de Andalucía o volver. Cepsa me dijo que Aurelio Argaiz, amigo mío, estaba en Alcalá de jefe de fábrica. Llegué el 15 de agosto de 1984. A partir de ahí me convertí en alcalaíno. El balance es enormemente positivo. Vine de jefe de mantenimiento, luego primero dirigí Condepols y después también Derprosa. He estado al frente de ambas durante unos veinte años. Los últimos cuatro he sido asesor técnico. Eché muchas horas y viví muchas vicisitudes, pero me siento muy satisfecho de proyectos como la madera-plástico, que despega y es una gran promesa para Condepols. Me alegro de haber participado al elegir la plantilla de las factorías, algo que hice, sobre todo, en Derprosa.

—¿Qué opina de la situación de los dos fábricas, ya separadas?
—De Condepols se ha hecho cargo José Manuel Muriel, un emprendedor nato, que apuesta por hacer crecer las cosas. Irá en positivo. En cuanto a Derprosa, la compañía en la que me he jubilado, es un sueño que llegue un grupo de la categoría y la calidad de Taghleef Industries, que además es industrial. A ambas empresas les auguro un futuro francamente prometedor. No veo límites de crecimiento.
—¿Tiene futuro el municipio?
—Veo a Alcalá con muchas posibilidades. Es un pueblo, que ha crecido mucho y que, a pesar de los pesares, tienes sus cosas. Yo destacaría que posee muy buenos empresarios e industriales.
—¿Cuál es su relación a partir de ahora con esta tierra?
—Suelo venir casi todas las semanas. Aquí tengo vivienda y pasaremos el verano con mi primer nieto. Mis tres nueras son de Alcalá, un lugar con mucho encanto y donde cuento con muchos amigos. Es un honor haber sido pregonero de la Virgen de las Mercedes y de la Navidad. Pertenezco al grupo de pulso y púa de antiguos alumnos de la SAFA y la Coral Alfonso XI y agradezco el trato recibido del Ayuntamiento y de la gente en general. Esté donde esté siempre tendré un trozo de mi corazón y de mi mente en Alcalá la Real.
—¿A qué se dedicará?
—A lo que me gusta, a pasear y subir en bicicleta y a la música. Me he construido un estudio de grabación insonorizado. Por otra a parte tengo ideas literarias y me planteo escribir. Ahora quiero estar más tiempo con la familia.