26 sep 2014 / 10:02 H.
Con la necesidad también se lucran los amigos de lo ajeno. Desde el comienzo de la crisis proliferan casos de estafas que juegan con un bien preciado para la sociedad: el trabajo. Anuncios falsos, contratos inexistentes y adelantos de dinero para viajes o trámites que, al final, acaban en el bolsillo de los estafadores. El último caso en la provincia es el denunciado por una treintena de jornaleros que vieron que sus ganas de buscar trabajo acabaron de la peor manera posible. Los estafados presentaron su denuncia en la Comisaría de Policía de Jaén y en ella detallan como pagaron por adelantado el alojamiento de un piso en Valencia para trabajar en la campaña de la mandarina en el Levante Español. La oferta era sustanciosa porque suponía trabajar en el campo durante seis meses, de ahí que muchos de ellos invirtieran sus pocos ahorros para “invertir” en su tajo. Pero, al final, la mujer con la que realizaron los trámites y el supuesto contrato se esfumó y con ella toda su ilusión. Sostienen que los afectados en la provincia superan los cincuenta, pero es que, además, la trama también habría engañado a trabajadores de otras provincias porque la oferta inicial se divulgó a través de las redes sociales. Ante la concatenación de casos parecidos es necesaria una respuesta contundente por parte de la Justicia para que los “cerebros” de dichas operaciones acaben en la cárcel y con fuertes multas para evitar el negocio. Operaciones y sentencias ejemplarizantes replantearían, sin duda, el negocio. Por otro lado, es fundamental reflexionar ante determinadas ofertas de trabajo que no tienen los cauces “oficiales” y que son difíciles de contrastar todos los pormenores. La precaución también es necesaria en la red.