Esta España huele mal

España no huele bien. Ya no “huele a pueblo”, como cantara nuestro castizo y patrio Manolo Escobar allá por los 90. Huele a podrido, a basura, a cloaca a… No lo diré por respeto a todos ustedes, pero el tufo que desprende es tan exagerado que me hace ser tan radical en estas expresiones.

    20 oct 2014 / 10:29 H.

    En ocasiones, estas son la única manera de expresar el pesar y el sentir que lleva dentro el ciudadano. Vergüenza, indignidad, impotencia, rechazo son algunos de los sentimientos que me provoca el caso de las “black card” de Caja Madrid. Y no solo por lo que esos malhechores han defraudado —a Hacienda y al ciudadano— y despilfarrado —mientras se nos hacía creer que eran tiempos difíciles y de crisis—, sino, y sobre todo, porque estas prácticas eran conocidas por todos y cada uno de los grandes gestores de nuestro país. Y aquí está, para mí, la gravedad del asunto y la radicalidad de mi rechazo público. Lo sabían el PP, el PSOE, la patronal, la UGT, CC OO. ¡Todos los grandes partidos y sindicatos! Y no solo lo sabían, sino que además participaron del despilfarro y la malversación— también de dinero público—, cuando ellos deberían haber sido los garantes de la buena utilización y el uso de los fondos de la citada caja. La misma vergüenza, indignidad, impotencia y rechazo que me provocan las insinuaciones realizadas por los altos cargos de la sanidad madrileña contra la enfermera infectada por el ébola. Las culpas “al de abajo”. Y la ministra, sin saber qué hacer ante una crisis más que probable al traer directamente a nuestro país el virus que lo provoca. Nos ha pasado aquello de “Si no sabes torear, pa qué te metes”. Sin hospitales adecuados, sin personal bien formado y equipado había que haberse pensado dos veces el traer no una, sino en dos ocasiones, a personas infectadas por un virus tan potente, hasta no tener las infraestructuras adecuadas y el personal preparado para el tratamiento. No son de fiar. Después de lo del “honorable”, por no fiarme no me fío ya ni de ese “modélico tiempo de la Transición que han copiado otros países”, del que soy hijo.