Esperanza
FERNANDO CUESTA GARRIDO desde JAÉN. Cuando nació, allá por el año 1952, y la bautizaron con el nombre de Esperanza, sus padres, no se imaginaban que sería de verdad una esperanza. Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha sido una esperanza para resolver las dificultades actuales de este país. Su trayecto, marcado por la política, ha resultado satisfactorio para la sociedad. La prueba de ello es que los ciudadanos madrileños han confiado en su gestión, a través de las urnas, otorgándole, mayoritariamente, su confianza. Ha dirigido la Comunidad de forma eficiente, de tal manera que la ha colocado, a Madrid, en un lugar destacado, no solo en el ámbito nacional, si no en el plano internacional.
Ha situado a la región a la cabeza de una tierra de acogida. Donde nadie es extraño, donde todos los que viven y la visitan la encuentran acogedora. Esperanza Aguirre ha sido una responsable política que ha demostrado estar comprometida con la sociedad. Siendo de una familia acomodada, ha renunciado a una vida fácil por otra dedicada al servicio de la sociedad, con los tragos amargos que conlleva. A pesar de que la salud le ha pasado una factura importante, continuó en la “brecha” de la política. Su renuncia a continuar en la primera fila del mundo político ha sido una sorpresa para todos, pero a la vez un ejemplo para sus colegas. Ha presentado su dimisión, como los grandes personajes, cuando estaba en lo más alto de su carrera. Lo ha hecho con la dignidad que siempre la ha caracterizado. Además, ha dejado un listón muy alto de honestidad y buenas maneras de hacer política. Rajoy, el PP y, sin lugar a dudas, la sociedad al completo han perdido un miembro de gran envergadura que, dado los tiempos en los que estamos, es seguro que se echará de menos. No debemos descartar que habrá vehementes comentarios hacia su carrera y persona, pero solo el tiempo se encargará de situarla en la historia de este país.