Especial alerta en los montes ante las altas temperaturas

Un agosto de hace cinco años el Parque de Cazorla, Segura y Las Villas sufría uno de los incendios más devastadores que se recuerdan. Seis mil hectáreas de paraje protegido y virgen, de un especial valor medioambiental, quedaron reducidas a cenizas por un incendio provocado por una gigantesca tormenta eléctrica seca de más de quinientos rayos que descargaron sobre la zona.

    09 ago 2010 / 15:31 H.

    Desde entonces, se han invertido cuarenta millones de euros para intentar recuperar lo irrecuperable y desde la Consejería de Medio Ambiente se dan por terminadas estas tareas, a merced de que la propia naturaleza haga su parte a partir de ahora y los esfuerzos por repoblar ese espacio comiencen a ver sus frutos con el paso de los años, en generaciones venideras. La mayor parte de las labores se han centrado estos cinco años en los terrenos aledaños del pantano del Tranco, donde los efectos del fuego siguen siendo aún evidentes y donde se focaliza, también, gran parte de la infraestructura turística del parque. Todo lo que se destine para reverdecer la tierra quemada es más que necesario y  justificado, un esfuerzo económico de las administraciones que también debe dirigirse a tareas de prevención y limpieza de los bosques, para que en caso de tragedias forestales sea más fácil hacer frente a las llamas y se dificulte su expansión. Precisamente en esta época del año, con la provincia en alerta por las altas temperaturas la gran parte de los días, es cuando hay que incidir en el valor de la prevención porque la mano del hombre, a menudo de manera inconsciente, es capaz de provocar incendios de dimensiones catastróficas. Una colilla tirada desde un coche, —que de hecho puede suponer la pérdida de cuatro puntos del carné de conducir— o una barbacoa mal apagada en el monte, —que ahora están expresamente prohibidas—, suponen graves negligencias que pueden y deben evitarse.