Españolidad

Desde Baeza. Emilio Castelar, uno de los cuatro presidentes de la I República Española, junto a Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall y Nicolás Salmerón, tuvo, a mi juicio, una privilegiada visión de futuro y una encomiable razón de Estado cuando en un pequeño discurso titulado: Contra la desmembración de España, argumentó su visión de las cosas con unas emotivas y quizás proféticas palabras, que bien se podrían aplicar a lo que hoy está pasando en concreto en una parte de España que se llama Cataluña.

    22 nov 2013 / 09:32 H.

    Por consiguiente, me gustaría que lo leyeran con delectación y gusto si lo estimaran a bien, pues nos da una lección de amor a la patria de inquebrantable certeza. Pues bien, no quiero ahondar en exceso en el meollo de la cuestión, pero sí al menos enunciar unas breves frases extractadas del susodicho discurso: “Y me opondré con todas mis fuerzas, a la más pequeña, a la más mínima desmembración de este suelo, que íntegro recibimos de las generaciones pasadas, que íntegro debemos legar a las generaciones venideras y que íntegro debemos organizar”. Dicho esto, estimo de forma efectiva el estado de las autonomías, aunque algunos aleguen un excesivo gasto. Las partes, señores lectores, dejarán de ser partes si no se conjugan en el todo. Por eso es importante la Educación libre versus unos postulados que excluyen, que no aúnan. Este país, a lo largo de la Historia, ha sido grande cuando ha habido conciencia común. Amigos lectores, mi libertad de expresión es el derecho a discrepar de otros que no piensan igual. Me he llegado a preguntar qué es España, defiendo un patriotismo moderado y a veces opino que las gentes que vienen de fuera de nuestras fronteras tienen una idea de España más clara y más admirativa que la de algunos españoles. Gentes que desean tener papeles e incluso abrazar la nacionalidad española, mientras algunos del terruño, reniegan de sus raíces en aras de un nacionalismo yermo, estéril, vacuo y sin salida. Nadie es profeta en su tierra, pero sí un patriota si así lo desea, admirando lo mejor y lo singular de cada tierra, sea pueblo, región o nación.
    Miguel Ángel López Hernández