España e Italia bloquean el plan de crecimiento hasta resolver la deuda
España e Italia quemaron sus últimos cartuchos para obligar a reaccionar a sus socios europeos y solventar, de una vez por todas, las presiones que sufren sus respectivas deudas soberanas y que han elevado el coste de su financiación hasta unos niveles insostenibles en el tiempo. Los Gobiernos de Mariano Rajoy y Mario Monti bloquearon en la noche de ayer el pacto por el crecimiento que tenían previsto adoptar los líderes europeos como medida de presión para exigir que la UE apruebe medidas a corto plazo para estabilizar los mercados de deuda.
'España e Italia mantienen una reserva. No hay acuerdo en nada hasta que haya un acuerdo en todo”, resumió una alta fuente europea.
En concreto, ambos mandatarios se negaron a respaldar un capítulo del plan de crecimiento que habla sobre la estabilidad financiera por considerar que en la cumbre no se han logrado suficientes progresos sobre la actuación a corto plazo.
“Lo que estamos diciendo es que las dos cosas tienen que ir juntas. Pero no hay discrepancias de fondo”, explicaron fuentes diplomáticas españolas.
“Dos países tienen mucho interés en que haya un acuerdo tanto sobre las medidas a largo plazo como sobre las medidas a corto plazo”, admitió el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que fue el primero en comparecer en rueda de prensa una vez acabado el morboso partido de semifinales de la Eurocopa que enfrentaba a Italia y a Alemania.
“Pero la discusión no está bloqueada en absoluto. La discusión continúa”, señaló Van Rompuy, que aseguró que “esta noche o mañana (por el viernes) discutiremos las medidas a corto plazo”.
El primer ministro italiano, Mario Monti, ha propuesto que el fondo de rescate de la UE compre deuda de España e Italia de forma automática y sin condiciones cuando la prima de riesgo supere un determinado nivel. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de España pero la mayoría de socios lo rechaza y exige que la ayuda vaya acompañada de requisitos de política económica.
El tema candente de la cumbre europea que ayer arrancó en Bruselas, la situación de España y las medidas a articular para rebajar la presión sobre los mercados de deuda español e italiano se hizo esperar. El primer día de cumbre se saldó con la discusión sobre el plan para movilizar e invertir de forma inmediata 120.000 millones de euros —el 1% del PIB de la UE— con objeto de impulsar el crecimiento y el empleo con medidas rápidas, una iniciativa que aprovechará fondos europeos presupuestados pero no gastados y que ya suscribieron la semana pasada Alemania, Francia, España e Italia. El espinoso asunto español, pues, se dejó para la cena de trabajo y las conclusiones se conocerán hoy al cierre de la cumbre.
Ya a la llegada de la reunión, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lanzó su último SOS a los socios europeos. “Estamos financiándonos a unos precios demasiado elevados y hay muchas instituciones públicas españolas que ni siquiera pueden financiarse. Esto es el tema capital”, que no quiso avanzar si los líderes europeos podrán pactar alguna fórmula para comprar bonos de deuda españoles e italianos para relajar la situación en los mercados.
El presidente del Ejecutivo español insistió en que la opción de utilizar los fondos de rescate europeos para recapitalizar directamente a la banca española “es una posibilidad que tiene sus ventajas e inconvenientes” en el marco de “la unión bancaria” propuesta sigue siendo “una de las posibilidades que están abiertas”.
“Eso iría dentro de la unión bancaria. Yo supongo que se apuntarán algunas ideas sobre este tema pero no veo que quede eso resuelto de una manera definitiva”. Rajoy remarcó que resulta “fundamental” “resolver el problema de la sostenibilidad de la deuda” tras recordar que cualquier esfuerzo “no sirve para nada si no nos podemos financiar”.
Pero enfrente España tiene la férrea oposición de la Alemania de Angela Merkel que, con el respaldo de los países nórdicos, rechaza de plano esa posibilidad. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, afirmó en una entrevista al Wall Street Journal que aceptaría la intervención del fondo de rescate para ayudar a países que están haciendo reformas pero todavía sufren la presión del mercado. Aunque, y he aquí el matiz, reclama que esto se haga según las reglas vigentes, es decir, con petición formal de los Estados afectados y, como consecuencia, a cambio del cumplimiento de condiciones. Y es esto precisamente lo que tratan de eludir tanto Italia como España.
De vuelta a la única decisión dada a conocer anoche por Rompuy, el principal elemento del plan de crecimiento consiste en aumentar en 10.000 millones de euros el capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Éste es el único dinero de los 120.000 millones que puede considerarse nuevo y a España le corresponderá aportar casi 1.000 millones.
Así se logrará aumentar la capacidad de préstamo del BEI en 60.000 millones y se desbloquearán hasta 180.000 de inversiones adicionales en todos los Estados miembros de la UE. De Guindos quiere que los créditos se concentren en I+D y pymes. Los líderes piden que la ampliación “entre en vigor a más tardar el 31 de diciembre de 2012”.
El resultado de esta “decisiva” cumbre se medirá en función del grado de respuesta que reciban estas preguntas. ¿Serán capaces los líderes europeos de acordar que el fondo de rescate compre deuda para rebajar la tensión sobre España e Italia? ¿Y lo hará sin exigir condiciones para los gobiernos? ¿Y habrá consenso para que los bancos puedan recapitalizarse sin que el Estado tenga que responder por ello? Mientras llegan las respuestas, el mercado siguió hablando.