Esa pequeña Semana Santa
Las calles del casco antiguo de la capital eran un auténtico bullicio.Las personas aguardaban en fila, bajo un sol de justicia, la llegada de las procesiones infantiles. Los “pequeños cofrades” estaban muy metidos en su “papel de devotos”. Su cara era el rostro de la fe y su forma de procesionar en nada se diferenciaba de la
que, hace sólo un mes, hicieron las personas mayores.

que, hace sólo un mes, hicieron las personas mayores.
11 may 2009 / 20:20 H.
Y daba gusto verlos con qué orgullo paseaban y portaban los tronos. No era algo simple o superficial. Sabían perfectamente lo que hacían y, de esta manera, conseguían envolver su acto en un ambiente ceremonial.