Erasmus de ida y vuelta

Esperanza Calzado/Jaén
Compuesto y sin novia, como dice el refrán. Así se ve Alberto Aranda Aranda, un estudiante jiennense de la Universidad de Sevilla que, por un error burocrático, se ha quedado sin beca Erasmus cuando ya estaba en Bélgica. La experiencia en el extranjero le ha durado poco más de una semana.

    13 oct 2011 / 08:47 H.

    Es vecino de Alcaudete, estudia Empresariales en la Universidad de Sevilla y apenas le quedan tres asignaturas para acabar la carrera. Solicitó la beca Erasmus para trasladarse a la Universidad KHK en Geel, en Bélgica. Cumplió con todos los requisitos que le exigían y realizó la prueba de Inglés obligatoria para acreditar el conocimiento del idioma, donde obtuvo el nivel A2. Ambas instituciones aprobaron su petición, que contemplaba una estancia de nueve meses y una remuneración de novecientos euros mensuales. A finales de septiembre recibió en su cuenta bancaria el 70 por ciento del total de la asignación.
    Con la ilusión propia del que se marcha a estudiar fuera, este jiennense llegó, el 26 de septiembre, a su destino. Se presentó en la oficina de relaciones internacionales para avisar de su llegada y que firmaran su admisión, trámite que efectivamente hicieron. Los problemas vinieron cuando conoció al coordinador del curso que iba a realizar. A comprobar el conocimiento de Inglés del estudiante —tenían problemas para comunicarse— le dijo que era imposible que le hubieran aceptado en el centro con un nivel tan bajo. En ese momento, Alberto Aranda descubrió que para poder acceder debería haber tenido la acreditación B1, superior a la suya. Así, le comunicaron que no le iban a impartir el curso ni a facilitarle las correspondientes prácticas empresariales. Después de varios intentos de negociar su estancia, tanto con al Universidad KHK como con la de Sevilla, bajo el compromiso de actualizar Inglés lo antes posible, se tuvo que volver. La tutora de facultad de Alberto Aranda en la capital hispalense le dijo que su caso no era el primero, que se volviera a España y que devolver parte del montante económico recibido.
    Ahora, este jiennense se niega a renunciar a lo que le han aprobado. Asegura que fue con la verdad por delante, sin engañar a nadie con su nivel de Inglés y que no es responsabilidad suya que, presumiblemente, se haya producido un error burocrático que le ha concedido una beca a la que, realmente, no tenía derecho. Ha presentado una queja formal en la Universidad de Sevilla en la que denuncia que tiene un contrato con ambas instituciones y que son ellas las que deben asumir la equivocación. Y es que la estancia de Alberto no ha sido gratuita, ni mucho menos. De momento ya ha tenido que desembolsar más de mil euros de su bolsillo por los gastos de viaje y permanencia en Bélgica. Además, su casero en Geel le exige que pague los diez meses de alquiler contratados. Ante la impotencia, Aranda ha decidido hacer pública su queja a la espera de que alguien le ofrezca una solución razonable.