Epigrama admonitorio
En los años de mi infancia que tengo casi olvidados los ciegos por las esquinas en versos muy bien rimados nos contaban los sucesos, que fueron más señalados de la España de postguerra, de sus ricos hacendados, miserias, crímenes varios y pobres desesperados. Creíamos avanzar, que esos tiempos habían pasado y era posible alcanzar un futuro de trabajo, alegría y bienestar sin tanto desheredado.
Todo era pura ilusión, estábamos engañados, que la historia se repite a lo largo de estos años cuando vemos que unos pocos, “emplasmados” o ensobrados, siguen desplumando a muchos y mandándolos al paro, que no deja de crecer y no hay forma de pararlo. Los ciudadanos de a pie se sienten discriminados, al ver que los diputados, senadores, consejeros, ministros y paniaguados, se dedican a lo suyo y miran para otro lado, mientras los bancos desahucian a miles de hipotecados, arruinan con preferentes a otros tantos jubilados y con mucha desvergüenza exigen ser rescatados. La cosa va mal, no hay duda, hay aeropuertos cerrados, la sanidad no funciona, mejor no ponerse malos, la educación, un desastre, viva el colegio privado, que la pública es muy cara nos explican con descaro, hay que bajar las pensiones, no hay dinero para tantos, “manda güevos” dijo alguno, pues estamos arruinados y muchos servicios públicos van a ser privatizados ¿no será que hay mucho pillo al que se le va la mano al cajón de los dineros y se ha pasado robando? Pongamos algún ejemplo de lo que estamos hablando, es de Gürtel, de los EREs, sindicales liberados, de contables, tesoreros, de sobresueldos en mano, de paraísos fiscales, de cohecho y enchufados, de los papeles de Bárcenas, de presuntos implicados, de esos cientos de millones que algunos han afanado, esquilmando con descaro de las arcas del Estado, de todos aquellos casos que han llegado a los juzgados, relación interminable de altos cargos imputados, que se quedarán en eso y no serán enjuiciados, sumarios sobreseídos, que el delito ha caducado, aquí hay defectos de forma, no pueden ser condenados, y aunque hasta ahí se llegase no serían encarcelados, pues el gobierno de turno se apresurará a indultarlos. Por si algo nos faltaba en este crudo retablo, aún nos queda por hablar de aqueste duque empalmado que ha puesto a la monarquía a los pies de los caballos y ayudado por la dama que por bajo ha trasteado, han dejado a la corona expuesta al fuego cruzado de intereses partidistas, periodistas despechados y algún otro desnortado que con fuego está jugando, volviendo a resucitar el fervor republicano. Tengan cuidado con eso, que es asunto delicado, no es prudente cuestionar la cabeza del Estado, la experiencia nos lo dice, recordemos el pasado. Esta es la historia señores, todo esto hay que contarlo, aprender de los errores y ver de solucionarlos antes de que el pueblo estalle y remedio no tengamos.
Paco Casas es escritor