Entrevista al torero Santiago Ambel Posada

Ignacio Frías/Jaén
Se le considera un torero de arte y miembro de dinastías de toreros y ganaderos. En su trayectoria, como novillero, primero, y como matador de toros, después, ha cosechado éxitos y premios. No obstante, son escasas las corridas toreadas. En 2010 sumó ocho paseíllos, entre ellos Madrid, Badajoz y La Coruña.

    02 feb 2011 / 11:39 H.

     Ahora, Ambel Posada estrena como apoderado a José María Tejero, subalterno de Ponce, y Carlos Gago, dispuesto a demostrar que su nombre es digno del mejor cartel.
    —¿Cómo ha sido lo de cambiar de apoderado?
    —Porque necesitaba dar un giro a mi carrera. Estaba un poco estancado y creí que ya no avanzaba. Tenía que cambiar de aire como fuera. Encontré a José María, que es un pedazo de profesional, vio mis posibilidades y me ofreció un proyecto muy interesante y estamos muy ilusionados y con muchísimas ganas.
    —¿Cómo se define como torero?
    —Sobre todo, me considero un torero con mucha personalidad. Además, así también me ve la gente y es lo que me han dicho. Siempre he tenido una misma línea y nunca me he salido de ahí. Soy un torero de corte artista, clásico, pero a la vez con la suficiente técnica y suficiente seguridad como para cuajar al toro. Hasta ahora no se me ha visto prácticamente torear y espero que poco a poco vayan saliendo corridas y el público disfrute con mi toreo.
    —¿Es muy frecuente que un torero tenga dos apoderados?
    —Yo a Carlos Gago no lo conocía y fue a través de José María, que es íntimo amigo suyo. Carlos fue novillero en los años 90 y luego empresario. Es una persona muy vinculada al mundo del toro y cuando hablé con él vi que tenía unas ideas muy parecidas a las mías, por no decir iguales. Enseguida conectamos y cerramos el apoderamiento.
    —¿Le pesa ser miembro de una dinastía del mundo del toro? ¿Cree que se le exige más?
    —Por supuesto. La gente me mira de otra manera, cree que lo tengo más fácil. Se hacen comparaciones. Pero nunca me he quitado del medio. Soy un currante y nunca he dicho que no. Lo que ha salido he ido a aprovecharlo y lo habré hecho con mayor o menor preparación, pero siempre he estado ahí.
    —En qué momento decidió dedicarse al toro y ser torero.
    —Al principio empezó como un juego, pero con el tiempo me dí cuenta de que tenía cualidades y me gustaba ponerme delante, aprender y desarrollar. Fue todo muy rápido y a los 21 años tomé la alternativa.
    —En la provincia de Jaén sólo ha toreado en una ocasión en un festival en Linares. ¿Qué recuerda de aquella tarde?
    —Antes, de novillero, toreé con picadores en Jaén en un festival de figuras y conservo una foto muy bonita, porque salgo a hombros con un rabo en la mano y a mi lado las figuras andando. Fue algo entrañable. Era en el Festival contra el Cáncer que organiza Enrique Ponce, y torearon Espartaco, Curro Díaz, Javier Conde, Manzanares...