Entre tiro y tiro, un AVE
A Sarkozy se le debió quedar cara de pasmado cuando España se hizo con el millonario contrato para construir el AVE de Medina a La Meca a finales del año pasado. Se subrayó entonces la activa gestión del Rey, que fue decisiva, para que su país lograra el mayor contrato industrial de la historia en el exterior, por una cantidad que ronda los siete mil millones de euros.
A Sarkozy se le debió quedar cara de pasmado cuando España se hizo con el millonario contrato para construir el AVE de Medina a La Meca a finales del año pasado. Se subrayó entonces la activa gestión del Rey, que fue decisiva, para que su país lograra el mayor contrato industrial de la historia en el exterior, por una cantidad que ronda los siete mil millones de euros.La Corona se valió de su prestigio y buena relación con el mandatario saudí para desbancar al consorcio francés, que se daba por favorito, y a otros cuatro rivales más, a favor del consorcio español de doce empresas liderado por Renfe, Adif y Talgo. Este año que se celebran los veinte años de la Alta Velocidad Española habría que recordar las fuertes presiones que Francia y Alemania ejercieron para hacerse con esa obra en nuestro país. En esta conjunción planetaria-ferroviaria-monárquica, se produce el accidente de Don Juan Carlos en una cacería en un lejano país africano ¡y en plena crisis! ¿Qué se le había perdido al monarca en un viaje para abatir elefantes? En una provincia cazadora de pura cepa como la jiennense cualquiera sabe que entre tiro y tiro se hacen y deshacen negocios. Sirva como dato que el sector cinegético genera en Jaén 200 millones de euros, de los más de 2.250 de toda España, lo que da idea de que se trata de una actividad seria y organizada, además de lucrativa, más allá de la aparente frivolidad de eliminar animales inocentes del mapa, como defienden los sandías, es decir, mis amigos los ecologistas: verdes por fuera y rojos por dentro.
Aseguran ahora que la polémica cacería de Don Juan Carlos fue promovida por un empresario musulmán amigo suyo y de la Casa Real Saudí, de forma que, aunque fuese privado, el viaje habría que entenderlo como de negocios, en su papel de valioso embajador. Aten ustedes cabos. El monarca podría haberlo explicado así, pero prefirió pedir perdón antes de salir del hospital, en un hecho tan insólito como honorable. Chapó. Si yo fuera el Rey seguiría cazando y por muchos años.
Publicado en la edición del domingo 22 de abril de Diario JAEN, en la sección Pongamos por caso: Si yo fuera Rey de España