Entre el arte urbano y el vandalismo
Elios Mendieta Rodríguez/Jaén
El ser humano ha tenido desde tiempos inmemoriales la necesidad de reflejar sus sentimientos y pensamientos a través del dibujo. Probablemente, las primeras muestran se daban en cuevas como Altamira o la francesa Chauvet, filmada por Warner Herzog en su fantástico último trabajo: "La cueva de los sueños olvidados". Las ganas de dibujar han avanzado conforme al lento discurrir de la historia, y han ido apareciendo distintos métodos artísticos. Probablemente, uno de los últimos sean los sprays, herramienta indispensable del grafitero, con cuyo arte ha cultivado, además de una faceta creadora, su verdadera idiosincrasia. Pero la vida de estos artistas urbanos, muchas veces, se esconde tras una máscara, pues el grafiti es, para muchos, un mero acto vandálico. Esta disyuntiva moral suscita tantas opiniones a favor como en contra.

El ser humano ha tenido desde tiempos inmemoriales la necesidad de reflejar sus sentimientos y pensamientos a través del dibujo. Probablemente, las primeras muestran se daban en cuevas como Altamira o la francesa Chauvet, filmada por Warner Herzog en su fantástico último trabajo: "La cueva de los sueños olvidados". Las ganas de dibujar han avanzado conforme al lento discurrir de la historia, y han ido apareciendo distintos métodos artísticos. Probablemente, uno de los últimos sean los sprays, herramienta indispensable del grafitero, con cuyo arte ha cultivado, además de una faceta creadora, su verdadera idiosincrasia. Pero la vida de estos artistas urbanos, muchas veces, se esconde tras una máscara, pues el grafiti es, para muchos, un mero acto vandálico. Esta disyuntiva moral suscita tantas opiniones a favor como en contra.
Por tanto, "la firma" o el sobrenombre artístico de los grafiteros es uno de los únicos datos reconocibles de muchos de ellos. Un ejemplo es Waly. Bajo estas cuatro letras se esconde una personalidad curiosa y concienciada con el arte: “No todo puede considerarse vandalismo. A veces podemos pintar en sitios "polémicos", pero creo que por dejar tu propia firma no pasa nada", explica el grafitero. Además, añade que comprende que se haya generado cierta polémica, pues, a veces, algunos usan el grafiti para insultar, lo que no le parece acertado. Otro que usa un pseudónimo es PDK, el artista empezó hace diez años en este mundillo, y no esconde que la verdadera esencia del grafiti es el vandalismo. "Aunque, cada vez, el grafiti se exprese como un modo de expresión artística, no debemos de olvidar su verdadera esencia, que no es otra que el vandalismo", asegura PDK, que en sus obras ataca al Estado y a la Iglesia.El más que conocido Belin también habla de esta polémica. Él, con más de dieciocho años, es una voz autorizada en el apasionante mundo del spray. Reconoce que, como con todo, existe una faceta vandálica del arte urbano, pero que no se debe generalizar : "Hay kamikazes en la carreteras que provocan accidentes, y no por ello, todos los conductores son considerados kamikazes". Con esta comparación, el de Linares quiere pretende dejar claro que los inicios en este mundillo no suelen resultar fáciles, y que hay veces que se hacen las cosas mal, pero que en este oficio no todo es vandalismo. Añade que faltan sitios en los que desarrollar el arte urbano, y que el grafiti debería ser considerado un arte más, para que la gente pueda apostar por él y que se cree una verdadera cultura de arte urbano en la provincia. Y es que, lo cierto es que no abundan los concursos y exposiciones en la provincia. Más información en nuestra edición impresa