Enmudece la niña Matute

Decían de ella que había sido capaz de crear todo un mundo de ficción revestido de compleja dificultad y en virtud sólo otorgada por las más distinguidas musas de la letra eterna, que no es otra cosa que la Literatura con mayúscula. Hablaban de su inverosímil forma para compartir y administrar agudamente su innato talento en hojas imperecederas, propio de un ser extraordinario, mitad mujer, sí, y en buena parte, sufridora, víctima de la barbarie. Su capacidad para abundar en lo legendario nadando entre extraños seres mitológicos que abrigaron su eterno espíritu pueril, de niña imperecedera y de persistente creadora, le otorgó una inigualable seña de identidad a la gran Ana María Matute. Este pasado miércoles nos dejó, voló a su “otro mundo” (quizá alguno aún no inventado por ella) en donde el propio “dolor” ya no experimente dolor en sí mismo. Tu gran amigo, Camilo José Cela, habría llorado tu ausencia, como yo lo hice este miércoles de negra quietud, y en aparente sosiego. Nos dejaste, querida académica, con paso sigiloso, como ya nos tenías acostumbrados. Recuerda las palabras de mi maestro, quien nos presentó: “Después de cada muerte, el mundo sigue y seguirá girando sobre su propio eje, como si no hubiera pasado nada”. Sin embargo este pasado miércoles no fue así, tuve la sensación, la extraña percepción de que la tierra enmudeció en cada movimiento de su propia rotación. Mi querida y bien amada, revestida de señorial autenticidad, Ana María, ¡tú, eterna niña!, nos has dejado un poco más huérfanos en este terreno inconmensurable de las Letras, te fuiste tal y como tú quisiste, sin apenas hacer ruido, prudente, jugando al escondite y sin pretender molestar. Descanse en paz la gran escritora que posa conmigo en varias fotos, o más bien yo con ella. Por ti, Matute, cuando llegues hasta ese apartado del infinito, recuerda a quienes te hemos seguido y querido siempre. Nos quedan tus libros para seguirnos deleitando con el trazo impreso, de sello propio. Sigue jugando con las nubes y también con la esperanza de haber apostado por un mundo mejor.

    26 jun 2014 / 22:00 H.