Enfermeras “en pie de guerra”

Seguro que todos los lectores alguna vez en su vida han vivido alguna de las escenas que les voy a relatar. Un centro de salud al que se han dirigido para que les administren una vacuna, algún medicamento o les curen una herida, entre otras prácticas muy habituales. O bien, hayan recibido la visita de un profesional de la Enfermería en casa para que les revisen la dosis de algún fármaco, incluso conozca a alguien que ha sobrevivido por la rápida actuación de una Enfermera y cientos de prácticas que, en algún momento, todos podemos necesitar.

    23 nov 2015 / 11:16 H.


    Las enfermeras y enfermeros somos profesionales altamente cualificados, con unas competencias que se han ido ampliando con el tiempo, dada la formación y la buena práctica y que ello ha repercutido en mejorar la salud de nuestros pacientes y en agilizar la asistencia sanitaria. Pues bien, el pasado 23 de octubre el Gobierno aprobó un Real Decreto a espaldas de la Enfermería que, grosso modo, supone la involución de la profesión enfermera y no sólo eso, lo más grave, el caos y el colapso asistencial. ¿Y, por qué digo esto? Para que me entiendan, prácticas como las expuestas al inicio de este artículo (y muchísimas más) ya no podremos hacerlas si no es previa prescripción médica, lo que supone que todos los procesos tarden más, se ralenticen. Y es algo que ya veníamos haciendo y para lo que estamos sobradamente preparados. La indignación de la Enfermería es mayúscula. Y no es para menos. Por nosotros, pero también por todos ustedes, nuestros pacientes, que van a soportar mayores tiempos de espera, entre otros contratiempos. Este Real Decreto aún no se ha publicado en el BOE, pero una vez sea publicado en este Boletín, ya no habrá marcha atrás y lo que les cuento ahora será una realidad, no simples hipótesis.
    Las enfermeras estamos presentes en la vida de nuestros pacientes siempre. Antes de nacer, con el cuidado y el asesoramiento de las Matronas, durante la etapa infantil, en la adolescencia, en la madurez y, por supuesto, con los cuidados en los últimos años de la vida. No somos más importantes que otros profesionales sanitarios. Pero tampoco menos.
    José Francisco Lendínez Cobo