Encuentro con lo más sagrado
Una procesión fastuosa y realmente numerosa copó el casco antiguo. Solo los niños vestidos de Primera Comunión, que este año han podido ya comulgar, sumaban más de cuatrocientos acompañantes con la Custodia, que avanzó solemne. Los vecinos revistieron sus balcones con los colores sacramentales y banderas españolas. En torno a cuarenta minutos empleó el séquito —encabezado por una magnífica Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Expiración, que apenas dejó de tocar unos minutos— en cruzar Bernabé Soriano camino de San Ildefonso.
Partió desde la Catedral minutos después de las once de la mañana, tras la misa oficiada por el alcalaíno Antonio Ceballos Atienza, obispo emérito de Cádiz y Ceuta. La ausencia del prelado de Jaén, Ramón del Hoyo, se debió a su participación en la eucaristía en la templo mayor baezano, donde se celebró el trescientos aniversario de la realización de la magistral custodia. Lo acompañaron titulares de las iglesias jiennenses.
Una procesión fastuosa y realmente numerosa copó el casco antiguo. Solo los niños vestidos de Primera Comunión, que este año han podido ya comulgar, sumaban más de cuatrocientos acompañantes con la Custodia, que avanzó solemne. Los vecinos revistieron sus balcones con los colores sacramentales y banderas españolas. En torno a cuarenta minutos empleó el séquito —encabezado por una magnífica Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Expiración, que apenas dejó de tocar unos minutos— en cruzar Bernabé Soriano camino de San Ildefonso.
Partió desde la Catedral minutos después de las once de la mañana, tras la misa oficiada por el alcalaíno Antonio Ceballos Atienza, obispo emérito de Cádiz y Ceuta. La ausencia del prelado de Jaén, Ramón del Hoyo, se debió a su participación en la eucaristía en la templo mayor baezano, donde se celebró el trescientos aniversario de la realización de la magistral custodia. Lo acompañaron titulares de las iglesias jiennenses.

El Grupo Parroquial de la Sagrada Lanzada seguía a la banda, la cruz y al primer grupo de escolares vestidos con sus trajes de Primera Comunión, el más multitudinario. A sus espaldas, representantes de todas las cofradías de Pasión y Gloria y prohermandades de la capital. Las sacramentales se situaron en torno a la Custodia —a la que acompañaban los sacerdotes, en orden de antigüedad— Tras ella, el palio y representantes de la Universidad de Jaén, autoridades civiles y militares y representantes de los distintos Cuerpos de Seguridad. La Banda Municipal cerraba el desfile, capitaneada por Juany Martínez de la Hoz.
Por primera vez, la calle Campanas se vistió de gala para la procesión. Usuarios y voluntarios del Hogar de Santa Clara elaboraron detalladas alfombras de vistosos colores, con mensajes que destacaban la caridad, otro de los valores que se resalta con motivo del Corpus. Además, algunas cofradías de la ciudad levantaron altares para la hostia sacramentada en diferentes puntos de la calle, que despertaron el interés de los viandantes y fueron objeto de decenas de fotografías. También la Plaza de Santa María estaba adornada por voluntarios de la Cofradía de la Buena Muerte, una de las hermandades sacramentales.
Los primeros niños, con sus trajes inmaculados, se dieron cita en la Catedral. El resto, reunidos en las parroquias de San Ildefonso, San Bartolomé y la Merced, se sumaron poco a poco durante el recorrido. Los acordes iniciales, los del himno nacional, sonaron a la salida del Santo Sacramento, junto con el repique de campanas de la principal iglesia de la diócesis, y la comitiva comenzó a avanzar, muy lentamente, a medida que las calles que debía atravesar se llenaban de fieles expectantes que buscaban la sombra. El ambiente era festivo, y continuó después de que la hostia consagrada volviera a la Catedral. Familiares y amigos celebraron el Corpus hasta el ocaso.