Encomienda del Rey para el legionario Iván Castro

La heroica conducta de Iván Castro Canovaca, el legionario natural de la aldea de Mures herido de bala en Afganistán el 7 de marzo de 2012, tiene recompensa.

13 jul 2015 / 09:40 H.

El militar recibió, recientemente, un pergamino, firmado por el Rey Felipe VI y el ministro del Interior, Jorge Fernández, en el que se establece la concesión de la Encomienda de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo de conformidad con lo establecido en la Ley 29/2011, de 22 de septiembre. Esto supone que se le otorgan los honores, las distinciones y el uso de las insignias que le corresponden. Entre otros, se encuentra el tratamiento de ilustrísimo señor.

La imposición de la condecoración se producirá en una ceremonia prevista en Almería para la segunda quincena de septiembre. “Me siento feliz, contento y orgulloso”, afirma el soldado después de conocer la recepción de la encomienda. Aunque sufre molestias, Castro no arrastra secuelas de consideración y continúa con su trabajo como fusilero en la base del Ejército en el municipio almeriense de Viator.

El alcalaíno, de veintisiete años, se encuentra muy feliz junto con su esposa, Toñi Córdoba, y la hija de ambos, Aroha, que nació semanas después de que el legionario fuera tiroteado. El protagonista de la historia también tiene el apoyo incondicional de sus padres, Antonio Castro y María Luisa Canovaca; de su hermano, Mario Castro, y la mujer de este, Carmen Torres. Todos destacan la completa recuperación de su allegado, que hace una vida prácticamente normal.

Iván Castro formaba parte del contingente español desplazado a Afganistán dentro de la misión para pacificar el país, azotado por los talibanes, cuando se vio envuelto en un choque con los insurgentes. La orden de 14 de marzo de la Brigada de Infantería Ligera Rey Alfonso XIII, II de la Legión, en referencia a la acción bélica recoge, literalmente, sobre él: “Herido en los primeros segundos del combate, mantiene la calma y pide a su jefe de pelotón que le deje solo y acuda a su puesto nuevamente. Cuando su jefe de sección le decía que estuviera tranquilo, que se iría a España a ver nacer a su hija, respondió que eso no le importaba, que lo que quería era seguir allí, en su puesto. No perdió en ningún momento la compostura, evitando ser un problema más en aquella situación”. La bala le causó lesiones de extrema gravedad, ya que le atravesó los dos pulmones y le pasó muy cerca del corazón, la aorta, la tráquea y el esófago. Tras casi un mes de recuperación en el Hospital Gómez Ulla de Madrid, Castro recibió el alta. Los facultativos destacaron que la trayectoria del proyectil era mortal. Sin embargo, se salvó. El soldado cree que su devoción por el Cristo de Mena y el “detente bala”, una especie de medalla con el Corazón de Jesús, que llevaba, lo permitieron. El “protector” fue un obsequio de la Hermandad del Cristo del Perdón de Elche (Alicante) y del Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas de Jaén. En junio de 2012 el militar recibió un cálido homenaje en Mures.