Encaje de bolillos
Nunca se había visto política cultural tan bochornosa, cómo en pocos meses han suprimido prácticamente todo lo interesante. Pero, ojo, no se trata de dinero, pues para lo que quieren sí que les salen las cuentas y saben bien gastárselo -incluso con cosas innecesarias- y disfrutarlo entre ellos. Recortan para lo que quieren, donde quieren, y que vuelvan los tiempos de la masa analfabeta.
Eso sí, dejarnos huérfanos de cultura es fácil, como quitarle a un ciego el bastón. ¿Quién se cree que recortando unos cuantos euros de cultura se tapa el agujero de los especuladores? En cualquier caso viene de perlas para justificar esa política de tierra quemada en medio de su particular economía de guerra. Nunca había habido tanto concurso de encaje de bolillos, tanta revitalización de añejas tradiciones y folklore católico rancio, tanto golpe en el pecho y, a la vez, tanta permeabilidad e influencia yanqui, concursos gastronómicos y ferias deslucidas venidas a menos. Lamentablemente no es solo Jaén. Pero aquí más que nunca incide esta inoperancia del Partido Popular que ha llevado a la cultura municipal a las catacumbas, a cuatro garitos sin medios ni recursos, a las actuaciones espontáneas y a la autosubvención. No sólo han cortado de tajo lo que había sino que se han encargado de propagar su demagogia populista por nuestras ciudades y barrios, comarcas y pueblos, hasta el último rincón. Allí donde gobiernan, en materia de cultura reina la ineptitud, el chauvinismo cateto y la insensibilidad.
Juan Carlos Abril es escritor