09 ene 2010 / 10:23 H.
El tiempo pasa y los plazos se dilatan de manera inexorable sin que se vea la luz al final del túnel, pese a los compromisos y buenas palabras por parte de todos. Los ex trabajadores de la planta de Primayor anuncian para el próximo lunes nuevas medidas de presión con las que quieren reivindicar ante la sociedad que se cumplan los acuerdos que se adquirió con ellos para buscarles una salida laboral tras el cierre de la empresa cárnica. Se trata de una llamada de atención, a modo de recordatorio de cara al nuevo año, quizá para que no se olvide que su situación aún está muy lejos de haberse normalizado. Más que como protesta contra las administraciones, léase Junta de Andalucía y Ayuntamiento de la capital, la manifestación que se celebrará el próximo lunes hay que entenderla como un aldabonazo a la conciencia colectiva, porque el compromiso público está no sólo garantizado, sino que se ha reiterado siempre con absoluta firmeza. Ahora bien, que los políticos hayan brindado y brinden su apoyo incondicional, no excluye que se haya acumulado un retraso más que evidente en la construcción de las instalaciones que necesitan Dhul y Proasego para ponerse en marcha en la ciudad y dar así salida a estos desempleados, tal y como se garantizó en su día. La desesperación corre en contra de estos parados, que ven como pasan los meses y se termina la prestación a la que tenían derecho y sin que cobren tampoco subsidio alguno, una situación que si bien no es generalizada, sí se está produciendo en determinados casos. Las soluciones reales y efectivas no terminan de materializarse y, en esa tensa y angustiosa espera, cada familia encierra una historia humana que no puede obviarse. Además del respaldo de las administraciones, sería efectivo que se presionase de a las dos empresas en cuestión para que aceleren los trámites necesarios para comenzar a funcionar cuanto antes.