¡En guardia!

Los atentados en París, del pasado viernes, han sido un verdadero baño de sangre. Ha resultado ser un gran mensaje de ira. El terror ha atrapado a una ciudad de forma despiadada, como hace años ocurrió en Madrid o hace pocas fechas con un avión en pleno vuelo. Decenas de víctimas han ocupado las calles parisinas. Las granadas y las balas han cercenado la vida de los parisinos. Ha sido un retrato imposible de olvidar.

    18 nov 2015 / 10:50 H.


    La retina, de todas las gentes que aprecian y aman la libertad, ha recibido un fuerte impacto que nunca asimilarán ni olvidarán. Después de estos atentados la sombra de la muerte violenta siempre ha de ir acompañándonos. Debemos sembrar la memoria para combatir contra todo y todos que traten de arrancarnos la vida. No debe ser una memoria con actitud de venganza, al contrario se trata de no olvidar para llevar a cabo una defensa de la vida y la libertad. Para liberar a los pueblos oprimidos por los terroristas.
    Este sangrante episodio nos debe hacer reflexionar. Nos debe hacer cambiar los hábitos de vida. Nos ha de llevar a cambiar nuestra forma de pensar. Nos ha de llevar a replantearnos nuestra forma de actuar. Hemos entrado en una etapa en la que nadie se encuentra a salvo de los terroristas. Ninguno estamos seguros en ningún sitio. Cualquier lugar en el que nos encontremos debemos tener en cuenta que nuestra seguridad no está garantizada. Que el mal nos acecha desde cualquier esquina.
    Los yihadistas terroristas han comenzado una guerra. Han diseñado una estrategia para doblegar a la civilización. Tratan de aprovecharse de las debilidades del sistema democrático y de libertades. Pretenden conquistar a los países que respetan la libertad individual, para ampliar el imperio del terror y la sumisión.
    Europa y el mundo deben ser inflexibles ante el reto que se está presentando en forma de muerte. Los gobiernos democráticos deben dar la respuesta que se merecen quienes quieren romper los logros de las sociedades libres. Ya no valen medias tintas. Es duro y muy difícil reconocer que la guerra del siglo XXI está en marcha. Reconocer un problema antes de que sea muy tarde es una virtud y garantía de poder acabar con él.
    Fernando Cuesta Garrido