En el día de san Juan de Dios
Desde jaén. Hoy, día de san Juan de Dios, felicito a todos los enfermeros y a todos los sanitarios, que celebran el día de su Patrón. Digo “a todos”, por lo que incluyo a mujeres y a hombres. Os felicito de todo corazón y os muestro mi más sincero agradecimiento, en nombre propio y creo que en nombre de incontables personas. Trabajáis sin alardes y siempre prestos y atentos a cualquier necesidad. Salváis vidas, y ¡cómo lloráis cuando no podéis conseguirlo! A veces sintiendo, palpando y sufriendo la soledad y abandono de muchas víctimas del egoísmo. Sois ejemplo y referente obligado en cualquier proceso educativo, como también debería serlo para todos, jóvenes y viejos, vuestro Patrón que se dejó la piel por esas lúgubres calles de nuestra cercana Granada, cuando más miseria había, buscando, recogiendo, curando, alimentando y sobre todo amando a todos los enfermos, harapientos y marginados de aquella sociedad. Por lo que no quiero olvidar en este día a los Hermanos de San Juan de Dios, hombres libres como el viento, mejor diría como brisa suave, porque no se notan pero acarician las mejillas de nuestra conciencia, dedicándose por entero al cuidado de los que nadie quiere: los disminuidos profundos, de los que a veces sentimos vergüenza, pero que ellos abrazan con un corazón magnánimo, con los que lloran y también ríen. Vuestra vida es una denuncia severa a la llamada y tan manoseada “calidad de vida”. De nuevo, gracias y felicidades a todos, sanitarios, bomberos, Hermanos de San Juan de Dios. Os llevamos en el corazón.
jesús l. cardenete
jesús l. cardenete