Embriaguez de simulación

La peor noticia que hemos recibido en estos días ha sido la muerte de Yoda, el perro que saltó a la fama en California, en 2011, al ganar el concurso de 'El perro más feo del mundo'. Otra pésima noticia ha sido la suspensión del certamen de 'Miss España' por culpa de la crisis del ladrillo.

    28 mar 2012 / 10:30 H.

    Ambas son trágicas para el mundo, pues suponen la muerte de la única verdad que no necesita reconciliarse con su contrario: la apariencia. Sumergidos como estamos en la embriaguez de la simulación, no deseamos otra cosa que alimentarnos de la imagen, cuyo poder es superior a los vericuetos conceptuales de la trascendencia. La profundidad está en la superficie, sostenían los hedonistas. No hay nada dentro. Así, la construcción de lo real se realiza en la consumación del consumismo de la apariencia. Lo verdadero de la democracia es que un diputado haya ido a votar en bicicleta, que un ciego lo haya hecho en braille, que se confunda a un presidente de mesa senegalés con su hermano; Micaela Navarro lo hizo a las 9:30; una abuelita, en silla de ruedas; faltaron papeletas en un colegio electoral, la dicha de la chica que vota por primera vez y declara ante la cámara que tal como está la situación de crisis hay que votar para ayudar al país; la señora que lleva a su hija de cinco años como porteadora de la papeleta, le coge la mano y la niña introduce el voto. ¿Vieron la imagen? La cámara toma un primer plano del sobre entrando en la urna ante la sonrisa, distorsionada por el metacrilato, de los componentes de la mesa. El sobre queda un momento en equilibrio y, tras un segundo, cae para reunirse con los ya depositados. La democracia es posible gracias al despliegue de medios de comunicación que congelan y sirven, recalentada por el lenguaje, la intensidad emocional de las declaraciones de políticos y clientela. La democracia es la imagen de un hombre que vive solo en una aldea a diez kilómetros del colegio electoral más cercano, y un taxi va a recogerlo gratuitamente; la del hijo del alcalde de Jaén, en brazos de papá, aferrándose al sobre como una metáfora del arraigo democrático de nuestro país y su consolidación hacia el futuro. La democracia ha demostrado ser real al imponerse sobre el cálculo hipotético de las encuestas. La democracia siempre gana. La encuestas daban la mayoría absoluta al PP y, sin embargo, ha triunfado la abstención. Vean las cifras: PP, 1.567.207; PSOE, 1.523.465; IULV-CA, 437.445; abstención: 2.352.973. Una victoria silenciada por los gritos delirantes de una simulación real. La mejor noticia del día 25 de marzo la dio Antonio Jiménez en El gato al agua: la presbicia se puede operar. Guillermo Fernández Rojano es escritor