02 abr 2014 / 22:00 H.
Desde Jaén. Ayer estuve con una amiga que hace unos años perdió a su hermana, una bellísima persona, a la que tuve el placer de conocer desde pequeñas, y no lograba olvidarla. Siempre habían estado muy unidas y se habían tenido una a la otra a la mínima que se necesitaban. Ya no la lloraba, eso había logrado superarlo; pero siempre estaba en su pensamiento y a veces le dolía enormemente su ausencia. Eso me dio que pensar, en muchos casos suele suceder que cuando alguien al que conociste deja de existir, empiezas a darte cuenta cuánto significó para ti y cómo lo echas de menos en tu vida; incluso llevando tiempo sin verlo, eso me llevó a escribir estas palabrillas en honor a Pili y tantas personas que, como ella, murieron demasiado pronto para nosotros; ¡no dejaremos nunca de pensarlas! De la misma manera, la experiencia de su pérdida nos puede llevar a centrarnos en los seres queridos que rodean nuestra existencia, para demostrarles lo que son en nuestras vidas, desde aquí os doy la gracias por vuestra amistad o familiaridad, y os animo a comportaros de la misma manera, demostrando en vida lo que ya, una vez hayamos partido, no podemos arreglar.