El tropezón

José Mª Morillas Mediano/Desde Mancha Real. Cuando me enteré por este periódico, que es el único que leo, pues porque me gusta y ya está, del chasco de lo del elefante pegando alaridos de dolor y balanceando al aire la trompa de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo, oliendo la muerte el pobre animal sagrado, me entró de pronto una vena republicana que para sí la quisiera el mismísimo Manuel Azaña, que en gloria esté.

    30 abr 2012 / 11:23 H.

    Soy animalista, como la Señora, esposa del Señor, no pruebo la carne, ni la morcilla, ni el tocino, ni “ná” de animales, tampoco me gustan los trajes de luces, ni los sanfermines, ni los safaris, aunque solo se maten mosquitos. Pero cuando lo vi en TVE con los ojos enrojecidos, haciendo pucheros como los chiquillos en la escuela cuando el maestro los castiga, cojeando torpemente con las dos muletas metálicas, tan envejecido, tan demacrado, con cara de pobretico, me dio más lástima que ná. Pero en el fondo es bueno, es campechano y me cae bien; y por que se haya ido a cazar un solo elefante, por un solo día, solo un simple elefante, que se lo ha pagado su amigo el árabe, un elefante que seguramente estaba enfermo, y lo que ha hecho nuestro campechano es hacerle un gran favor al elefante con adelantarle la muerte para que no sufriera, el pobre animal, pun, pun, pun se te acabó el sufrimiento, elefante. Y la cantidad de kilómetros que habrá tenido que recorrer a pie nuestro buen hombre por esa sabana africana, llena de mosquitos, de calor, de negros. Total, que lo perdono, lo mismo que me perdonan a mí los curas en el confesionario cuando como morcilla y tocino en Viernes Santo. Yo apuesto para que siga en su puesto, que nos lo merecemos, que no abdique en nada ni en nadie, y que dure por lo menos otros treinta años en su puesto de trabajo. Además, es el primero en su linaje que pide perdón ante su pueblo por una simple equivocación, que además no la volverá a repetir. Yo pienso que lo de la equivocación será lo del tropezón, porque si no tropieza, los periodistas ni se lo huelen, no le hubieran sacado tanto y tanto, que ya está bien, dejarlo ya tranquilo. Por un simple tropezón la que se ha “liao”. Perdón y pelillos a la mar. Pero viendo cómo está el patio, con casi todas las televisiones en manos del PP, propinando hachazos sin precedentes, demoledores,  para el estado del bien estar, prefiero al campechano, bonachón, de verbo sencillo: “En este importante día para España y para todos los españoles quisiera expresaros, de corazón, mi profunda gratitud y mi calurosa felicitación, pero sobre todo mi orgullo y confianza en nuestro futuro como Nación porque, desde el cariño y el respeto que os profeso habéis sabido hacerme ver lo inadecuado de mi comportamiento reciente”, digo que lo prefiero antes de los aznares, los josebonos, los fragaribarnes, las anamatos, las espes, los marianos, las cospedales, las Sorayasaenzdesantamaría, los pedrojotas, los intereconomías, los pecesbarbas, los javieresarenas y tantos otros y tantas otras que pueden ser posibles presidentes de una posible tercera república española. “Virgencita, virgencita, déjeme usted como estoy”, decía un paralítico en lo alto del Cabezo de Sierra Morena, en la romería, cuando su silla de ruedas enfiló la calzada abajo sin frenos y con la dirección hecha ciscos.