El tranvía se queda sin su hada madrina
b Hada madrina muda. Sorprende y hasta confunde que en medio de la polvareda por el apalancamiento del tranvía, su hada madrina no haya dicho esta boca es mía. ¿Quién ordena a Carmen Peñalver que no haga declaraciones? O es que le importa lo mismo que a Fernández de Moya, o sea, nada. Su promesa electoral estrella se cubre de polvo en las cocheras y la exalcaldesa no sale en su defensa.
Extraño, cuando menos. Tan misterioso como que la consejera Josefina Cruz dejase que la reunión del lunes acabase sin éxito alguno, dada su demostrada capacidad para poner sentido común en conflictos históricos, como el de Los Puentes. Bien cierto es que la Junta firmó un convenio y lo ha cumplido escrupulosamente mientras que el PP solo llevaba bajo la manga a ese encuentro en Sevilla un paquete de exigencias. La solución la dio el alcalde a los alumnos del curso de conductores y controladores del tranvía: si Arenas gobierna en Andalucía el tranvía echará a andar de nuevo. Semejante chantaje debería estar penado por ley, porque habrá almas cándidas que hasta se lo crean. La solución es otra. Un suponer. Si tan enamorados estaban del tranvía Peñalver y Manuel López, si tanto lo defienden Rafael Valdivielso o Felipe López, que se metan a empresarios y creen ahora una sociedad con su patrimonio y asuman la gestión y explotación del sistema tranviario. Suponiendo que crean en él, como pregonan a los cuatro vientos. “No lo digas, hazlo”. (Frase del 15-M).
b Triste imagen. El Banco de Alimentos vivió momentos de tensión este pasado miércoles debido al aluvión de personas que acudieron a recoger los productos. Más allá de la primera lectura de que todo se debe al incremento de familias necesitadas, en el trasfondo queda claro que el sistema debe mejorar. Horas de cola al sol, pacientes, para que al final llegase la hora del cierre y les dijeran que volvieran al día siguiente. Algo falla en la organización, cuando no se puede reaccionar con más agilidad y la solución es avisar a la Policía, asustados por el lógico nerviosismo de los que esperaban su turno y se veían de vuelta con las manos vacías. Bastante angustia pasan quienes se ven obligados a acudir a ese recurso social, como para soportar situaciones que a nadie gustan. Ni a los que dan ni a los que reciben. Seguro que se puede hacer mejor y no está mal aprender de los errores. Si no, en agosto estamos en las mismas.