El tranvía de Jaén
Plácido Cabrera Ibáñez / Desde Jaén. Pena, penita, pena, esta letra de una canción, podría servir para referirnos al comportamiento de nuestros políticos con el tranvía de nuestra ciudad. Una inversión pública de gran envergadura promovida por los anteriores responsables políticos en el Ayuntamiento, que ha supuesto grandes molestias para los ciudadanos y una inversión de muchos millones de euros.
Después de casi dos años de un final apresurado, aún no ha sido posible ponerlo en marcha, alegando problemas: en las instalaciones, de seguridad y económicos para su mantenimiento ordinario. Son conocidos los frecuentes rifirrafes entre los partidos políticos que están al frente de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Jaén, que presumiblemente no existirían si ambos fueran del mismo partido político. La Junta que conoce la situación económica del Ayuntamiento, no puede pretender que sea este el que soporte los gastos deficitarios del tranvía, entre otras cosas, porque bastantes dificultades tiene ya para atender la enorme deuda heredada de la anterior corporación y porque no fueron ellos quienes solicitaron la inversión, antes bien, la desaconsejaron. Por el bien de los ciudadanos, es necesario un mayor esfuerzo para conseguir un entendimiento y colaboración entre las administraciones políticas regionales y locales y, si no son capaces de llegar al acuerdo, que acepten la mediación en el conflicto de otra persona o institución que sea capaz de resolver con prontitud y no dilatar más la puesta en servicio de este instrumento, evitando su deterioro y gastos en su reparación.