El Tranco, un muelle para atraer turistas

Son 24 kilómetros de curvas que adentran al conductor a uno de los parajes más espectaculares de la provincia de Jaén. La carretera A-6202, que une Villanueva del Arzobispo con El Tranco, es una vía de contrastes. Los camiones de grandes dimensiones que se dirigen hasta la planta de Aguas Sierra de Cazorla “nadan” como peces en el agua por una ruta marcada por el precipicio.

16 jun 2014 / 22:00 H.

Un despeñadero que culmina en las corrientes, ahora mansas, del Guadalquivir. Los bellos restos de un invierno lluvioso todavía se divisan en las cascadas que fluyen entre la vegetación, una brisa fresca que rompe con el calor de mediados de junio. Y durante todo el recorrido, los cotos de pesca y las marcas de una ruta de senderimo —la GR247—, que son cartas de invitación a un nuevo atractivo turístico. Es el futuro embarcadero junto a la presa, que estará terminado para abril del año que viene. Un equipo de unas quince personas —entre ellas los cinco técnicos— trabaja bajo el intenso sol para que este enclave goce, lo antes posible, de un flamante reclamo que lo hará más atractivo todavía, si cabe.


No es tarea fácil, todo lo contrario. Construir en medio de un parque natural requiere de paciencia, en todos los sentidos, la primera de ellas para recibir el material. Algo que puede ser fácil, no lo es en un espacio en el que no se puede hacer acopio. Cada porte es una hora, uno de los aspectos que encarece la edificación. Lo reconoce Eladio Quiles Punzano, de la empresa constructora Quiles Punzano, que supervisa los trabajos junto con Javier Ballesteros, director de obra. Ambos forman un dúo perfecto para llevar la faraónica remodelación, de 2,5 millones de euros, a buen puerto. Ellos son los que toman las riendas de un futuro puerto de río que ya es el orgullo de los vecinos de la zona. “Tenemos que agradecer la predisposición y el esfuerzo de las administraciones para ponerse de acuerdo— resalta Quiles, que recuerda que la Diputación es la “cabeza visible” del proyecto, cofinanciado por la Junta.


Javier Ballestero es uno de los integrantes del grupo de trabajo que más quebraderos de cabeza tiene. En la capital jiennense se cita, en los despachos, con su vecino en el terreno, Javier Romero, jefe de la presa El Tranco. Y es que la construcción del dique del embarcadero, donde atracará un barco que se nutre de energía solar, requiere de la colaboración de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. “Empezaremos a construirlo el mes que viene y se adaptará a la topografía de la ladera”, explica Ballesteros. Y es que necesitan, indispensablemente, que baje el nivel del pantano para poder empezar a trabajar en esta parte. En mayo se realizó la comisión de desembalse y se acordó que El Tranco suelte unos son 120 hectómetros cúbicos para regadío y cuando lo haga empezarán a trabajar en esa parte.


Su particularidad radica en que cuando el embalse esté lleno el barco atracará justo a las puertas del edificio multiusos y el resto permanecerá sumergido. El dique va iluminado, por lo que se podrá ver, a pesar de que esté bajo agua. “El edificio está cimentado medio metro por encima del aliviadero de la presa, para que no se inunde, por lo que cuando el embalse esté totalmente lleno, el barco atracará justo al lado del edificio y cuando baje, lo hará más lejos. Por eso lleva un dique con un camino adosado, para poder caminar a lo largo, lo mismo que el pantalán”, relata. No hay que olvidar que, de forma transversal, se habilitarán pantalanes para las piraguas o la navegación a vela, por ejemplo.


El agua y los deportes en torno al bien líquido no son los únicos protagonistas. El “Paseo de las Rapaces” discurrirá paralelo a la ruta de la tirolina, que tiene 150 metros.Durante todo este tramo se habilitarán puntos expositivos para conocer las especies endémicas de la zona. Un espacio de recreo infantil y aparcamientos completarán un proyecto que también piensa en los accesos al mismo. Por eso, incluye una mejora del acceso a la zona desde la A-319, con la ampliación de su anchura y la ubicación de un control de accesos mediante barrera y portero automático. Toda una joya de la que los vecinos ya están orgullosos y que completará una oferta turística ya atractiva de por sí. “Se tenía que haber hecho hace diez años”, se lamentan algunos, pero todos, prácticamente sin excepción, coinciden el resaltar sus aspectos positivos.