El tractor cambia de ruta

El engranaje del aceite en Jaén tiene el ritmo propio que marca el cultivo y el adquirido por un modelo de explotaciones y cooperativas arraigadas, en el mejor y peor sentido, a la tierra en la que hunden sus raíces. Ese discurrir pausado olivarero confiere carácter y debilidades a la par.

    08 ene 2009 / 16:19 H.

    La campaña marca el ciclo económico de los pueblos, tanto para los que tienen olivos como para los que saben de su importancia. El abono público de las ayudas permitió que agricultores con explotaciones poco rentables vivieran del aceite, que especuladores compraran fanegas como otros adquirían metros cuadrados, y que el sector, en su conjunto, se beneficiara y también perdiera reflejos comerciales. No había necesidad de ir más allá, como el tractor cargado en su lento paso hacia las almazaras, todo tenía una secuencia lógica y trillada. Se sabía que otros ganaban más con el riesgo de la comercialización, pero esos, se pensaba, poco tenían que ver con el mundo del olivar. En una estructura fragmentada que repartía beneficios estaba la propia penitencia del olivar jiennense. Aunque desde ámbitos políticos, agrarios y empresariales se reclamara, una y otra vez la necesidad del cambio, es ahora cuando algo se mueve. La caída del precio y el horizonte de la reforma de las ayudas en 2013 generan inquietud y también acción. Unión de cooperativas o las futuras incorporaciones previstas en organizaciones de mayor calado son savia nueva con la que dar valor específico a lo que se produce en Jaén. En una reciente circular a cooperativistas de la Sierra Sur, en la que se instaba a la integración con otras almazaras, no había preguntas. Era sí o sí. Algo está cambiando.     
    La foto fija del sector, en la completa radiografía realizada por Enrique Alonso