El temible efecto llamada en la campaña de recogida de aceituna
Conforme se acerca la próxima campaña de recogida de aceituna se intensifica, aún más si cabe, el mensaje claro y contundente desde las administraciones, empresarios y entidades sociales: no hace falta mano de obra foránea. La crisis lleva al campo a quien en su vida antes se acercó a estas labores y hace que no existan jornales disponibles para ese colectivo de inmigrantes que en anteriores ocasiones sí era determinante para la recolección.
Este año, igual que el anterior, se teme que los mensajes caigan en saco roto y al final el drama social se instale de nuevo la capital y otros municipios, con montones de personas durmiendo en la calle por el colapso absoluto de la red de albergues. El consejero de Empleo aprovechó su visita de ayer a la ciudad para insistir en esta misma idea, pero fue más allá. Ha advertido que la Junta estará especialmente vigilante con quienes fletan autobuses con trabajadores, a los que calificó como “gente sin escrúpulos”. Los demandantes de empleo inscritos en las listas del Servicio Andaluz de Empleo cubrirán de sobra la demanda de aceituneros, una realidad que por más que se repita, no será suficiente para frenar el temido aluvión. Ante ello, la provincia cuenta con un dispositivo amplio y con experiencia, con una red de albergues como pocas, pero los recursos no son infinitos.
A nadie escapa que el problema no es sencillo, porque se mezclan las necesidades asistenciales, con las laborales, hasta el punto de que la Administración se planteó hace unos meses no atender a quien viniese sin “papeles” y, por tanto, sin posibilidad alguna de trabajar. Esta iniciativa ya está descartada, después de una importante polémica. Es de esperar que la dura experiencia de anteriores campañas, sobre todo la pasada que fue especialmente complicada, sirva para solventar las incidencias que se produzcan de aquí a unos meses.