El Tarántulo pide el indulto

Rafael Abolafia/Jaén
Francisco José L. P., un jiennense de 34 años, tendrá que cumplir tres años y medio de cárcel por ser uno de los fundadores del grupo neonazi Sangre y Honor y por guardar armas prohibidas en su casa. Así lo ha decidido el Tribunal Supremo,

    31 oct 2011 / 09:42 H.

    que ha ratificado íntegramente la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid.
    Solo el indulto, que se concede en casos muy especiales por el Gobierno, evitará que Francisco José L. P., conocido como “el Tarántulo”, ingrese en la cárcel por estos hechos, ocurridos hace más de seis años. Fue en abril de 2005 cuando la Guardia Civil desarrolló la bautizada como operación Espada, que desarticuló una organización de “skinhead” de ideología neonazi. Fueron detenidas veintiuna personas en varias provincias. Entre ellas estaba Francisco José L. P, que entonces tenía veintiocho años. Cuando los agentes registraron el piso en el que residía, en el barrio del Arrabalejo, encontraron documentación referente a las actividades delictivas de Sangre y Honor, así como dos pistolas y munición.
    En junio de 2010, la Fiscalía de Madrid logró sentar en el banquillo a dieciocho de los detenidos. Estaban acusados de delitos de asociación ilícita y tenencia de armas prohibidas. Un mes más tarde, la Justicia dictó sentencia: ordenó disolver la asociación Sangre y Honor por promover la violencia y el odio contra determinados grupos considerados “inferiores” y por difundir la ideología nazi para recuperar la Europa de Hitler. Además, impuso penas de prisión para catorce de los acusados. Francisco José L. P. se llevó la peor parte, con una condena de tres años y medio de cárcel.
    Los hechos probados pusieron de manifiesto que este jiennense fue uno de los fundadores del grupo en España, allá por diciembre de 1999. En principio, los estatutos oficiales recogían que la finalidad de Sangre y Honor era “la conservación de la cultura europea y el fomento del activismo juvenil”. Sin embargo, había unos estatutos ocultos. La Guardia Civil encontró una copia de esos documentos en la vivienda de Francisco José L. P. En esos estatutos “B”, se establecía que “Sangre y Honor España” pertenecía a una asociación europea que impulsaba “la lucha imperecedera de Europa y el nacionalismo”.
    Durante esos años, el colectivo se sufragó mediante el abono de cuotas mensuales por parte de los socios, la venta de todo tipo de parafernalia neonazi y conciertos de grupos de la misma ideología. Esas actuaciones cumplían una doble finalidad: servir a los fines de la organización propagar su ideología a través de las letras. Así, en febrero de 2005, la Guardia Civil se infiltró en un concierto celebrado en Talamanca de Jarama (Madrid) en el que participaron varios miembros de la organización. Allí, según se establece en la sentencia, también estaba Francisco José L. P. e, incluso, estuvo en su organización. Sobre el escenario se lanzaron gritos y proclamas alusivos a la raza judía, tales como “seis millones de judíos más a la cámara de gas”.
    En el juicio, este jiennense argumentó que estaba desvinculado de Sangre y Honor desde 2002. Sin embargo, la Justicia entiende que ejercía como uno de los cabecillas. De hecho, guardaba documentación, un listado de direcciones de los miembros del grupo e, incluso, participó en el concierto de Talamanca de Jarama. En su casa también se encontraron dos armas, una de ellas en perfecto estado de funcionamiento. Declaró que era por su afición a coleccionarlas. Sin embargo, los agentes la localizaron en una mesita de noche y cargada. Igualmente, hallaron un manual para fabricar explosivos.
    Francisco José L. P. recurrió esta  condena de tres años y medio de cárcel ante el Supremo. Los magistrados del Alto Tribunal han ratificado ahora íntegramente la decisión adoptada por sus colegas de la Audiencia de Madrid. Ya no caben más recursos. No obstante, este jiennense sigue en libertad, a la espera de que la Justicia ejecute la sentencia, es decir, dicte su ingreso en prisión. Mientras tanto, se aferra a que le concedan una medida de gracia: el indulto.