"El suicidio de mi hijo se pudo evitar"
Luis Sierra Guerrero, un linarense de 38 años, se quitó la vida en su celda de la prisión de Jaén. Se ahorcó con el cordón del pantalón de su chándal. Su familia ha emprendido una lucha para tratar de demostrar que la muerte se pudo evitar: "Mi hijo no debería haber estado en la cárcel. Era inocente", clama José, su padre. "Solo quiero justicia, limpiar el nombre de una persona que es inocente y que estaba pagando por algo que no cometió", explica este policía nacional, que ha estado en la Comisaría de Linares durante más de tres décadas.

Esta terrible historia arranca en la tarde del pasado 18 de marzo. Un funcionario del Centro Penitenciario de Jaén telefoneó a casa de José para decirle que tenían que acudir rápidamente: "No sabíamos ni que estaba en prisión", se confiesa ahora. Al llegar, les comunicaron la terrible noticia: Habían encontrado el cadáver de Luis, colgado en su celda. Se había quitado la vida. No era la primera vez que este vecino de Linares pisaba una cárcel. Había sido condenado por delitos de malos tratos en Madrid. "Tuvo problemas hace cinco años con la madre de su hijo y, después, con otra mujer. Son hechos por los que ya cumplió su castigo", defiende su padre.
Tras volver a Jaén, el hombre intentó rehacer su vida con otra pareja. Ambos vivían en un cortijo de Torreperogil. "Nos veíamos poco y, aunque las relaciones eran buenas, apenas me contaba nada. Mi hijo era así, muy reservado", relata José. Por eso, no se enteró que la nueva pareja de su hijo lo denunció por malos tratos y amenazas el pasado 9 de marzo y que, apenas dos días después, y tras la celebración de un juicio rápido, José fue condenado a seis meses de prisión por un Juzgado de Instrucción de Úbeda. El hombre reconoció el delito, es decir, admitió que discutió con la mujer y que le arrojó un teléfono móvil a la cara, según se recoge en la sentencia. "Ahora sabemos que mi hijo no era consciente de nada. Estaba solo y enfermo y, además, estaba amenazado", explica el progenitor.
La familia del recluso fallecido ha llegado a esta conclusión tras recibir una carta hace apenas dos días. El remitente era José, que la escribió justo después de ingresar en prisión. La misiva -reproducida bajo estas líneas- es escalofriante. El interno pide perdón a su madre y le cuenta los motivos por los que ha vuelto a la cárcel. "Tras leerla, hemos sabido lo que realmente le pasaba a mi hijo y estamos convencidos de que es inocente, pese a que reconoció el delito, y de que jamás le puso la mano encima a esa mujer, que ella lo denunció por venganza", explica el progenitor. Por todo ello, José Sierra considera que la muerte de su hijo se podía haber evitado: "Nunca tendría que haber ingresado en prisión. Aceptó la conformidad porque, realmente, no era él".
¿Negligencia?.
Sin embargo, Luis entró para cumplir una condena. Lo que ocurrió, después, en el Centro Penitenciario de Jaén también indigna a la familia, que se pregunta qué falló para que el recluso se quitara la vida en una instalación pública y vigilada. El caso está todavía en investigación. Un juzgado de la capital mantiene abiertas diligencias para tratar de aclarar cómo se produjeron los hechos y si se pudo producir alguna negligencia. "Que quede claro que yo no quiero dinero alguno", ataja rápidamente el padre cuando se le pregunta por esa cuestión: "Eso lo lleva la Guardia Civil", matiza inmediatamente.
José Sierra reconoce que la familia se cuestiona por qué a su hijo no lo incluyeron en el Programa de Prevención de Suicidios. "No sé qué pruebas le realizarían para llegar a esa conclusión, pero leyendo la carta que escribió mi hijo, no hay que ser un gran especialista en psicología para darse cuenta de que estaba mal", añade el progenitor. También se pregunta por qué los funcionarios no le quitaron el cordón al pantalón del chándal -sí lo hicieron con otra prenda similar-. "¿Qué hubiera pasado si Luis no hubiera tenido entre sus manos tan fácilmente un objeto con el que atentar contra su integridad física?", añade.
Este "padre coraje" asegura que su único objetivo es limpiar el nombre de su hijo. "Si finalmente no lo consiguiera, quiero manifestar como padre y como creyente que soy, que en este país no hay justicia. Solo existe la justicia divina", concluye. El hombre asegura que intentará, por todos los medios a su alcance, demostrar que su hijo no cometió el delito por el que tuvo que ingresar en prisión.