El show “musical” de Santi Millán
Se han ido ya?”. ¿No? ¿Y ahora qué hacemos?”. Javi Sancho, el particular escudero del popular actor de televisión, es el encargado de robar las primeras carcajadas al público. Un monólogo en el que habla de la noche —muy buenos consejos para San Lucas que ya empieza—, de las mujeres, del maquillaje, las copas de más aún “cuando has cenado fuerte” y hasta del novio nigeriano de su madre abre el espectáculo. Es el aperitivo para el plato fuerte que viene después.
Luces, música y falta el humo para que sea “Lluvia de estrellas”. Santi Millán, de blanco inmaculado, salta al escenario. Y, aunque en la entrada no ponía que era un musical, cantar, canta. Su “Sigo de fiesta” es el hit del espectáculo. Palmas, coros y risas entre cada estrofa. Termina. Y sale del escenario. “Gracias Jaén, ha sido un placer. Hasta siempre”. Así empieza y “acaba” el show de Santi Millán, que espera, tras el telón, que sus espectadores se levanten y vayan saliendo. “Pues a mí se me ha hecho corto”, le dice a Sancho, entre bambalinas. “¿Qué no se van?”, murmuran a micro abierto, mientras se asoman tímidamente. “Pero, ¿a qué esperan? Esto ya se ha acabado?”. Y les funciona la gracieta. Consiguen meterse al público al bolsillo: “Ya no tengo más canciones, de verdad”. Al final no le queda más remedio que “quedarse” y contar su historia de cómo siempre quiso cantar y ser artista.
Y así continúa. Media sonrisa permanente, risas frecuentes y alguna que otra carcajada. Santi Millán tiene tablas, en el teatro y tras la cámara de televisión, y se nota. Un espectáculo con el que echar un buen rato como mejor preferia de San Lucas, aunque solo un puñado de espectadores se decantó por esta opción para la noche del viernes y apenas llenaron un tercio del patio de butacas. Eso sí, los que sí que fueron, muy probablemente, no se arrepintieron y “siguieron de fiesta”.