El show de Leopoldo Abadía

Leopoldo Abadía tiene una receta. Mezcla conocimiento, sabiduría (que es otra cosa), dominio de las tablas e ingenio. El plato lo sirve sin estridencias, sólo los alardes propios de un discurso trufado de buenas anécdotas y una memoria afilada. Habla de economía desde aquel día que creó un diccionario para entender mejor este pinchazo bursátil. Lo pasó por correo electrónico a un amigo que propagó la fórmula a la velocidad de la luz y fue así como la fama llamó a su puerta para que él la dejara entrar.

    16 abr 2010 / 10:19 H.

    Desde entonces accede al salón de nuestras casas por canal multimedia. Su “Crisis Ninja” rompió moldes y comenzó a explicar los, a priori, farragosos asuntos económicos, sin tecnicismos, con sentido común y, sobre todo, con humor e ironía. Uno de los papeles protagonistas de su hilarante monólogo lo reservó para aquellos, que sin tener fondo de armario económico, optaron al paraíso inmobiliario, engatusados por una pira que requería más corderos en sacrificio. Cuando las letras empezaron a no pagarse, el virus de las hipotecas basuras contagió al resto. Así empieza una historia sufrida y un relato que él cuenta como nadie.
    Este veterano profesor maño, con aspecto de afable gentleman, sostiene haberse doctorado en popularidad explicando asuntos simples de manera sencilla. Pero su acelerado máster mediático tiene más méritos y no es fruto del azar. A su dilatada formación une la libertad de tener 76 años y decir lo que le viene en gana sin atender a lo manido y políticamente correcto.
    No engaña a nadie, no es experto en la materia, más allá de haber gestionado una “empresa familiar” de doce hijos y, ahora, cuarenta nietos. No dicta soluciones, no las tiene, y cada tres frases repite “me parece a mí”, sin falsa modestia, porque de la cátedra ya se jubiló. Su pose no es la del analista es, si se permite, la del sabio abuelo que suelta las frescas con gracejo y pone a cada uno en su sitio en dos cuñas. Y es que parte de su mensaje, de apariencia superficial, encierra una doctrina liberal y de mercado que entraña medidas dolorosas que dichas en crudo no granjearían tantos aplausos. No obstante, tampoco engaña en esto: “De esta crisis no nos saca este Gobierno ni el que venga, nos sacan las empresas”. Este encantador de serpientes, gurú financiero a su pesar, triunfa con la economía, pero también alcanzaría el éxito disertando de petanca, Física, vendiendo turrón en las ferias o en papel estelar en el “Club de la Comedia”.  De camino a Barcelona, en apretada agenda, reseñaba en su “twitter”: “En Jaén… conferencia. Impresionante”. Ni media palabra más. José Manuel Serrano/Jaén