El Resucitado despide la Semana de Pasión jiennense
Con la imagen del Resucitado en los pueblos y ciudades de la provincia se da por terminada una Semana Santa intensa en desfiles procesionales, de estaciones de penitencia muy esperadas, porque el año pasado la lluvia dejó encerradas a gran parte de las hermandades. En esta ocasión, la peor jornada para los cofrades fue el Viernes Santo, porque las precipitaciones hicieron que las imágenes tuvieran que quedarse en su templo, sin posibilidad de materializar el esperado encuentro. Se viven entonces momentos de gran intensidad y tensión, hasta que las juntas de gobierno toman la difícil decisión de no “procesionar” y todos los preparativos de un largo año se quedan detrás de la puerta.
Desde el Domingo de Ramos, turistas y visitantes han dado vida a las calles y establecimientos. Las cifras de ocupación hotelera, a falta de balance definitivo, han sido menores que lo esperado y, desde luego, más bajas que el año pasado, pero hay una gran parte de personas que no salen en las estadísticas y que también dejan su huella en muchos sentidos. Son los amigos, familiares de otras provincias o jiennenses que viven fuera y regresan para reencontrarse con los suyos, un importante número de visitas que hacen de estos días momentos especiales para la convivencia. La procesión más ansiada y que más expectación genera en la sociedad, la de Nuestro Padre Jesús, desafió a la lluvia y pudo completar la mayoría de su recorrido, aunque tuvo que recogerse de forma precipitada, pero las nueve horas que estuvo en la calle saciaron la sed de todos cuantos la contemplaron.
Ahora todo acaba y hay que volver a lo cotidiano. A la hora de hacer recuento, los jiennenses han pasado los siete días de Pasión sin sobresaltos, para encontrarse a partir de hoy con que la actualidad política gane sitio en los medios de comunicación donde antes todo era fervor cofrade y procesiones.
Desde el Domingo de Ramos, turistas y visitantes han dado vida a las calles y establecimientos. Las cifras de ocupación hotelera, a falta de balance definitivo, han sido menores que lo esperado y, desde luego, más bajas que el año pasado, pero hay una gran parte de personas que no salen en las estadísticas y que también dejan su huella en muchos sentidos. Son los amigos, familiares de otras provincias o jiennenses que viven fuera y regresan para reencontrarse con los suyos, un importante número de visitas que hacen de estos días momentos especiales para la convivencia. La procesión más ansiada y que más expectación genera en la sociedad, la de Nuestro Padre Jesús, desafió a la lluvia y pudo completar la mayoría de su recorrido, aunque tuvo que recogerse de forma precipitada, pero las nueve horas que estuvo en la calle saciaron la sed de todos cuantos la contemplaron.
Ahora todo acaba y hay que volver a lo cotidiano. A la hora de hacer recuento, los jiennenses han pasado los siete días de Pasión sin sobresaltos, para encontrarse a partir de hoy con que la actualidad política gane sitio en los medios de comunicación donde antes todo era fervor cofrade y procesiones.